La crónica de un Martes Santo de cielos, miedos y salidas en Cádiz

Ana Mendoza /Rubén López

12/04/2022
Actualizado 13/04/2022 a las 10:23h.

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Una jornada de nuevo incompleta en el Martes Santo gaditano que nos dejó a tres de las cinco hermandades en las calles, mientras que Sanidad y Piedad se quedaban en sus templos . Cierto es que lo que parecía inaudito a la tres de la tarde con un enorme chaparrón, se convirtió en realidad gracias a un maravilloso cielo azul que acompañó hasta las ocho de la tarde, cuando empezaron a entrar algunas nubes.

A las once menos cuarto, las precipitaciones aparecieron, tal y como indicaban los partes meteorológicos e hizo que El Caído aligerara el paso para llegar a su templo. Paralelamente, a Ecce-Homo le sorprendió la lluvia llegando a Catedral. A esta hora, Columna salía de Catedral, rumbo a San Antonio.

Con los partes en la mano, mucho mejores que los del Lunes Santo, y con el precedente de que las cofradías no se podían quedar en Catedral, Sanidad y Piedad decidieron no arriesgar al manejar la posibilidad de algún chubasco por la noche. Todo cambió cuando la cofadía de El Caído , una de las hermandades que difícilmente se queda en su templo, se echó a la calle. Y con ella no lo dudaron Columna y Ecce-Homo . La hermandad de San Antonio con algo de retraso, lo que taponó mucho la salida de la cofradía de San Pablo en un Martes Santo, mirando al cielo pero algo más completo que en la jornada anterior.

A las 17.00 horas la cofradía de Jesús Caído ya había tomado su decisión con respecto a la salida procesional. La hermandad haría su estación penitencial a la Catedral de Cádiz y así lo comunicaba a los hermanos que ya se encontraban en el interior de la iglesia de San Francisco. Allí estaban los dos pasos, el de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de los Desamparados.

Comenzaba entonces la misa previa preparatoria al culto externo. Se recordaban los dos años anteriores y se pedía por este Martes Santo de reencuntro en las calles . De nuevo se veían las clásicas estampas en el claustro de la iglesia de los Remedios, con los cargadores preparados para llevar a los titulares de esta corporación marianista que una vez más saldría desde San Francisco, el templo que le acoge como sede provisional desde el año 2008.

Por la mañana la cofradía había recibido la visita de las autoridades, y se había producido el tradicional acto de entrega del bastón del rector de la Universidad de Cádiz que lucía en el frontal del paso del misterio del Señor. Con los últimos partes meteorológicos presentes se abría la que se conoce como puerta de San Antonio, la que da a la calle Isabel la Católica, para que la cruz de guía del Caído marcara el inicio de la peregrinación a la Seo. A partir de ahí un nutrido cortejo como es habitual en esta hermandad precedía al paso de misterio que se aproximaba a la salida con las indicaciones de José Manuel Asencio y Mauricio García . La Agrupación Musical Virgen de la Oliva de Vejer interpretaba Señor del Parque en este inicio.

Después llegó el turno de María Santísima de los Desamparados a la que acompañaban igualmente numerosos hermanos. Muy presente también en este cortejo los niños, la juventud cofrade que va tomando el relevo poco a poco. Juan José Muñoz dirigía la maniobra de salida de esta bella imagen, exornada con flores en tonos rosa y blanco, que procesiona sin palio y que cuenta también con mucha devoción en Cádiz. La banda Nuestra Señora de Palomares formaba acompañaba musicalmente a la Virgen. En previsión del tiempo, la hermandad tenía la intención de agilizar el caminar y tratar de volver con agilidad a su templo.

En San Antonio había ganas de estar en las calles . La junta de gobierno estudiaba la situación y aguantaba las últimas informaciones meteorológicas. Finalmente, poco antes de las 18.00 horas Jesús Farrujia, hermano mayor, se dirigía a todos y les comunicaba que se haría la salida procesional. En ese momento aplausos tímidos y alegría por lo que suponía después de dos Martes Santo en unas circunstancias muy distintas a las normales. Farrujia advertía a los suyos, pedía calma y tranquilidad en caso de que la lluvia apareciera.

Las secciones del Señor de Columna, la impresionante talla de Jacinto Pimentel, formaban con rapidez en el interior de una iglesia de San Antonio que parecía más pequeña de lo habitual. Los hermanos de Columna no quisieron dejar solos a sus titulares y respondieron para vestir sus túnicas en esta jornada. Los rostros como no podía ser de otra forma eran de emoción . Las lágrimas no se ocultaban porque el momento era muy especial para todos. Jaime Escalante , mayordomo, se mostraba «ilusionado como un niño chico. Porque después de dos años ves que vienen mayores y pequeños y coinciden aquí. Este es además mi último año como mayordomo en este primer mandato y bueno hemos pasado por una situación complicada pero aquí estamos».

Los pasos lucían exornados espectacularmente con flores de distintas especies y gracias a la colaboración de Jesús Garrido. En el exterior, la plaza se llenaba de público. No sin dificultad, se procedía a la maniobra de salida de un paso que estrenaba el dorado de los candelabros de las esquinas y dos ángeles pasionarios que estaban ubicados en el frontal del canasto. Tras cruzar el dintel de la puerta sonaba el himno de España interpretado por una de las sensaciones de la tarde, la banda de cornetas y tambores nuestra Señora del Rosario de Cádiz , que de nuevo estuvo formando binomio con la corporación de Columna a la que está muy unida ya que varios de los componentes de esta formación son hermanos de la misma. La primera levantá tras las indicaciones del capataz, Paco Álvarez , la dio un veterano, Pepe Merino . Entonces sonó Azotes y el Señor de Columna comenzó su caminar hacie el centro de la plaza para dirigirse a Ancha.

Detras salía su Madre, la Virgen de las Lágrimas , la primera que en Cádiz procesionó bajo palio . Muchos niños acompañaban también a esta Dolorosa de manos entralazadas. Pepe, a sus cinco años, iba con su hábito de monaguillo repartiendo estampas. Ilusión máxima en esta tarde para los cofrades de San Antonio. El capataz, Salvador Rosa, dirigía la salida. Tras el himno nacional era la Filarmónica de Conil la que interpretaba una de las marchas clásicas de nuestra Semana Santa, Lágrimas de Cubiles, para que el palio avanzara. Esa primera levantá también fue muy emotiva y vino por parte de una pequeña, la hija de un cargador.

La tercera hermandad que decidió realizar su estación de penitencia este Martes Santo en Cádiz fue Ecce-Homo , que se unía a El Caído y Columna. Curiosamente las tres corporaciones más del centro optaban por hacer sus salidas procesionales. El hermano mayor de la corporación de los periodistas, la de San Pablo, confirmaba esa decisión ya que las previsiones acompañaban. Así las cosas, Ecce-Homo se dispuso a preparar su cortejo como siempre con dificultad teniendo en cuenta las dimensiones del templo de la calle Ancha.

A la hora prevista se abrieron las puertas de la iglesia y comenzaron a salir los penitentes. En la presidencia del cortejo, el rector del templo, Manuel de la Puente, acompañaba un año más a la hermandad. Llegó el momento de que el paso de misterio saliera en una maniobra que es muy compleja y debe ser muy medida, al milímetro. Melchor Mateo se estrenaba este Martes Santo como capataz general de la archicofradía y lo hacía con solvencia, aportando tranquilidad y dando las indicaciones justas. Era después otro periodista, Julio Camacho , el que se quedaba al frente del misterio. Fue entonces el momento de escuchar por primera vez Ecce-Homo, un clásico, el himno de la Semana Santa de Cádiz, que como es normal nunca falta en esta cita.

Tras el Señor iban los capirotes azules que indicaban las secciones de la Virgen de las Angustias . Si complicada es la salida del misterio, la del palio no se queda atrás. Con paciencia, poco a poco fue asomando a la calle Ancha este paso en el que destaca la ampliación de la peana sobre la que va la Virgen junto a San Juan. Melchor Mateo ordenaba entonces una primera levantá en recuerdo emotivo por los periodistas que ya no están. Por Juan Manzorro y Jaime Velasco . Tras ese gesto tan sentido el palio avanzaba por una calle que aguardaba expectante su presencia.

Cada hermandad es soberana y tiene ante sí cada Semana Santa, y durante todo el año, la potestad de dirigir los designios de su cofradía. De ahí que cuando la lluvia amenaza una salida procesional, la Junta de Gobierno debe tener todo el respeto que Sanidad merece en un Martes Santo con algunas imágenes en las calles, y otras como las suyas no.

Entrar en Santa Cruz momentos antes de que la hermana mayor, María del Carmen Castro, es ver un reguero de lágrimas de penitentes. Una decisión « muy dura porque con este son ya tres años sin poder salir a la calle », asegura la hermana mayor.

La decisión es complicada porque a la hora de tomar la decisión, desde Sanidad manejan partes que hablan de «lluvia en torno a las nueve de la noche«, apunta Castro pero no obvian que hay cofradías que sí van a salir a las calles gaditanas. « Nosotros no nos podemos arriesgar y no quiero que haya un mínimo riesgo que perjudique a nuestro cortejo y a las imágenes. Entiendo que a nuestros hermanos les va a doler mucho esta decisión pero espero que la entiendan y comprendan que lo hacemos con el mayor de nuestras voluntades», apunta la máxima responsable de la cofradía.

Las cosas del destino han hecho que esta hermandad vinculada tan fuertemente a los sanitarios no puede salir en los albores de una pandemia con tanta importancia para los médicos. Un año sin el Cristo del Mayor Dolor y la Virgen de la Salud que deja huérfana a la Plaza de Santa Cruz donde pasadas las cinco siguen esperando muchos gaditanos.

Lágrimas de túnicas negras que miran a la esperanza de Jesús Medinaceli o El Perdón, presentes en una abarrotada iglesia de Santa Cruz, que espera sus días venideros para abrir las puertas de la Semana Santa.

De Santa Cruz a Santiago, donde su hermano mayor, Juan Carlos Torrejón , ya conocía la noticia que se producía en la catedral vieja minutos antes de que su Cruz de Guía tuviera que estar en el dintel de la iglesia de la Plaza Pio XII. EL cuidado del patrimonio, tanto humano como material de la hermandad, era la premisa fundamental por la que el máximo responsable de la hermandad daba su argumentario para explicar el porqué de su decisión. « No ha sido nada fácil porque son dos años sin salir por culpa de la pandemia y ahora otro más pero creo que es lo más responsable que podemos hacer», explica Torrejón.

El hermano mayor desvela algunos partes, incluso que le han llegado desde la Base Naval de Rota, que atisban lluvia por la noche. «No queremos arriesgarnos lo más mínimo y por eso junto a mi Junta de Gobierno hemos decidido no salir a las calles». ¿Qué le parece que otras hayan salido? «Los respeto profundamente, sus razones tendrán pero yo no puedo arriesgarme. En nuestra situación si salimos es para hacer el recorrido completo y cada metro que hacemos en la Carrera Oficial nos aleja de nuestra sede canónica, por eso tenemos que tener muy claro que o salimos para completar el recorrido o no lo hacemos».

La posibilidad de ir a Catedral y volver, «ni se contempla, o todo o nada», asevera el hermano mayor. Entre las dudas está también de si lo sucedido el Lunes Santo con tantas hermandades en Catedral pesa para tomar la decisión. «Ni mucho menos, nosotros estamos al lado de la Catedral, así que no tendría sentido salir para quedarnos ahí».

Una cofradía que con Torrejón al frente ha crecido muchísimo en los últimos años. «La hemos revitalizado y por eso no podemos perder ese patrimonio con una posible lluvia», apunta el hermano mayor. La Iglesia de Santiago se queda huérfana a la espera de que Ecce Mater Tua saque a la ‘viudita’ en la madrugada del Sábado Santo. Las lágrimas de Piedad reinan en una desolada plaza de la Catedral, a la espera de un nuevo Martes Santo con el Cristo de la Piedad y María Santísima de las Lágrimas.

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