Semana Santa de Cádiz 2020

La ilusión inalterable de la juventud cofrade

En casa de la familia Barrera Benítez, hermanos del Caído, este Martes Santo se ha vivido con muchos nervios

Pedro Barrera Lapi, junto sus hijos, Claudia y Juan

A. Mendoza

En casa de la familia Barrera Benítez el Martes Santo no es un día cualquiera. Es una jornada de nervios, de estar despiertos desde temprano y contar las horas y minutos del reloj para ver el tiempo que queda para poner rumbo a la iglesia conventual de San Francisco y acompañar a los titulares de su cofradía, Jesús Caído y María Santísima de los Desamparados , en su salida procesional.

Este Martes Santo no ha habido procesión. La crisis sanitaria por el coronavirus ha suspendido uno de los momentos más esperados por todos los cofrades. Un día que especialmente ilusiona a los niños, a la cantera de las hermandades que forman el futuro de la Semana Santa de Cádiz. Esta jornada es sin duda una de las de toda la Semana Mayor gaditana en la que más protagonismo tienen los más pequeños de la casa. Y en gran parte esa circunstancia se da en la cofradía de Jesús Caído en la que padres e hijos comparten estación de penitencia cada Martes Santo .

Es el caso de Pedro Barrera Lapi y sus dos hijos Claudia, de doce años y Juan, que justo este Miércoles Santo, cumple diez . Pedro ha sido cargador del Señor durante muchos años y ahora sale junto a la cuadrilla como aguador. Sus dos hijos también son hermanos de la corporación. Este Martes Santo ellos sabían que sería distinto. No se pondrían sus túnicas ni irían a San Francisco. No se reencontrarían con sus compañeros y amigos ni saldrían en procesión por las calles de Cádiz. Sin embargo, pese a que no sería como hubiesen querido, la ilusión permanecía intacta .

A Claudia y a Juan no les pesaba el hecho de llevar confinados en casa más de veinte días y no poder hacer sus actividades diarias. Ni siquiera habían perdido el ánimo por aquello de no poder ver a sus amigos del colegio de San Felipe que es donde estudian. Estos dos pequeños cofrades se despertaban este Martes nerviosos y con la ayuda de su madre, Rosa Benítez, buscaban en el ordenador todo lo que la cofradía iba publicando en sus redes sociales : la oración del director espiritual, el vídeo de la cuadrilla... no querían perder detalle. Juan iba a salir por primera vez con el capirote ya que por edad, los más pequeños van todavía sin él en la hermandad. Junto a su hermana Claudia revivía cómo sería el día: el momento de vestirse con las túnicas, ir hacia la iglesia, la hora de la salida y sobre todo, el momento de la recogida ya que, cuánto más tarde sea, más ilusión les hace. Claudia llamaba por teléfono a sus amigas de la hermandad y también con ellas repasaba cómo habría sido este Martes de no ser por la pandemia que vivimos.

Era un Martes Santo muy diferente pero en la casa de la familia Barrera Benítez estaba ese ambiente, ese clima de Martes Santo que todos anhelaban y que la corporación se encargó de mantener y trasladar a todos sus hermanos con sus vídeos y publicaciones en redes sociales. Gracias a ello la ilusión de los más jóvenes de esta cofradía, como Claudia y Juan, permanece inalterable.

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