Semana Santa
Lágrimas y emoción en la despedida del Huerto de San Severiano
Cientos de fieles, hermanos y vecinos arropan a los Titulares de la cofradía en su traslado a la nueva sede de Santa Catalina
Adiós a 60 años de la historia de El Huerto: «Siempre seremos de San Severiano»
La cofradía de la Oración en el Huerto de Cádiz ha sido protagonista este sábado ya que se celebraba el traslado de sus Titulares a la que es ahora su nueva sede canónica, la iglesia de Santa Catalina, Capuchinos, en el barrio de La Viña.
Ha sido un día intenso y cargado de emociones. Después de sesenta y seis años la corporación del Jueves Santo abandonaba su casa, San Severiano. Y lo hacía con sentimientos encontrados. Inevitablemente el dolor de esta marcha no deseada se encontraba con el optimismo y la esperanza de iniciar una nueva etapa y empezar a recuperar por fin la normalidad de la hermandad.
No han sido años fáciles para la cofradía del Huerto que se vio intervenida por el Obispado y se quedó fuera de los itinerarios de la Semana Santa de Cádiz tanto en 2023 como en 2024. La nueva junta de gobierno de Ignacio Robles, tras aprobación en cabildo de hermanos, optó por salir de la iglesia de San Severiano tras las insalvables desavenencias con el párroco y el vicario. Y de esta forma, con resignación y añoranza y tras varios meses de espera, la cofradía se despedía ayer del templo de extramuros.
El Señor de la Oración en el Huerto y la Virgen de Gracia y Esperanza iban portados en sendas parihuelas y precedidos por numerosos hermanos que han querido de esa forma arropar a sus Titulares. Y con ellos también estuvieron los devotos, los vecinos y cofrades que se volcaron durante un recorrido de contrastes en el que se derramaron bastantes lágrimas. La hermandad cruzaba con emoción las Puertas de Tierra, esta vez de forma permanente, y se adentraba por el barrio de Santa María hasta llegar a San Juan de Dios y la Catedral para seguir rumbo a la Plaza de las Flores y buscar el barrio de La Viña por Hospital de Mujeres y José Cubiles.
Le sorprendía entonces la lluvia y aceleraba el paso hasta llegar a la iglesia de La Palma en una visita que estaba organizada previamente. Allí los recibían los hermanos de la archicofradía de La Palma, la junta de gobierno y el director espiritual y párroco, Daniel Robledo. Repicaban las campanas del pequeño templo viñero y entre aplausos y petalada a la Virgen, tras esta bienvenida a la feligresía, alcanzaban el Señor de la Oración en el Huerto y la Virgen de Gracia y Esperanza la que es su nueva casa, Santa Catalina, de nuevo entre aplausos y vivas emocionados.