Semana Santa
Jerez recupera el Sábado Santo cofradiero
Cuatro décadas después, volvieron a procesionar cofradías en una jornada espléndida, pero que debe consolidarse
La nostalgia propia que inunda el cuerpo y alma de los cofrades al saber que la Semana Santa de Jerez llega a su fin se postergó un día más este año. Dicha sensación no embriagó a los corazones que latían al compás que marcó la Soledad cuando se despedía por Porvera. Este año, no. Jerez estrena Sábado Santo cuarenta años después. Una jornada que, con permiso de la procesión del día siguiente del Señor Resucitado, puso el broche de oro a una Semana Santa magnífica, con sus ámbitos a mejorar como son los retrasos en carrera oficial, pero plena y completa. Cuando todas las cofradías pueden completar su estación de penitencia, hay que hablar siempre de una Semana Santa espléndida, pues es uno de los principales factores de valoración.
Desde la parroquia de Santiago, salió el Cristo de las Almas, titular de la hermandad Sacramental. La imagen, que suele procesionar en Cuaresma con el rezo de las catorce estaciones del Santo Vía Crucis, aportó su granito de arena para engrandecer la jornada, a petición expresa de Monseñor José Rico Pavés. El Señor Obispo es el gran artífice de que el sueño de los cofrades jerezanos se cumpliera tras décadas sin procesiones el Sábado Santo.
En el decreto que se levantaba esa prohibición, el pastor de la Diócesis de Asidonia-Jerez recalcaba la función evangelizadora de las cofradías y hermandades. Con las cofradías en las calles, se espera que el público continúe con la inercia del día y acuda a la Vigilia Pascual, una de las celebraciones más importantes de la Iglesia, por no decir la que más.
Si bien es cierto que hubo público en las calles y que estas no estaban desangeladas, se notó menor afluencia que otras jornadas. Puede ser comprensible al ser el primer año. No obstante, es fundamental que se continúe asentando en años venideros para que el sueño de los cofrades jerezanos no se pierda de nuevo en un futuro. Dependerá, en gran parte, de los propios cofrades.
El Cristo de las Almas dejó estampas maravillosas e inéditas a su paso por carrera oficial. La talla que se encuentra en el sagrario de Santiago es una imagen majestuosa e impresionante. Sería bueno que se asentase definitivamente en la jornada, pues en este primer Sábado Santo fue todo un éxito.
Por su parte, los cofrades de la Sagrada Mortaja vieron cumplido su sueño de realizar estación de penitencia el Sábado Santo. Un propósito que se ha mantenido recio desde que la corporación naciera a finales de la década de los 90. Tanto es así que no aceptaron el ofrecimiento de incorporarse al Viernes Santo en años anteriores. De hecho, su túnica está pensada para, una vez recogida la cofradía en esta jornada, puedan vivir la Vigilia Pascual con el propio hábito nazareno.
Resultó un año más imponente ver cómo avanza el barco de la Sagrada Mortaja, con tres escenas diferenciadas en un mismo misterio: primero, María Santísima de la Caridad siendo consolada por una María; la Sagrada Mortaja del Señor; y, en la trasera, María Salomé llorando la muerte del Señor. Un apunte a mejorar para años futuros es el hecho de que este misterio pueda acceder a la Santa Iglesia Catedral. Este año, por las dimensiones del mismo, solo pudo entrar el cortejo de nazarenos.
La Piedad cerró un año más, con permiso de la procesión del Señor Resucitado, la Semana Santa. Fue precioso vislumbrar las distintas tonalidades de los capirotes de las diferentes hermandades de Jerez que acompañaron corporativamente y con sus túnicas a la hermandad del Calvario.
El Señor Yacente no puede reposar en una urna de plata más majestuosa y solemne, sostenida por unos ángeles que son una auténtica joya. Pero para tesoro, el que procesiona bajo palio. El duelo de Nuestra Señora de la Piedad, acompañada por San Juan y las Marías, es una de las grandes maravillas de la ciudad. Sin duda, le ha sentado como anillo al dedo a la cofradía recuperar su estación de penitencia el Sábado Santo. También recuperó un tercer paso, el de la alegoría del Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte, que procesionó hace décadas y que este año ha vuelto. Y a expensas también de que el Santísimo Cristo del Calvario pueda tener su paso en un futuro, para engrandecer aún más la jornada, como es intención de la corporación.
Así las cosas, cuarenta años después, Jerez recuperó el Sábado Santo cofradiero con un estreno notable y con el deber de asentar la jornada en años venideros.