SEMANA SANTA CÁDIZ

Adiós a 60 años de la historia de El Huerto: «Siempre seremos de San Severiano»

Los Reyna, santo y seña de la hermandad del Jueves Santo, muestran su pesar, resignación y añoranza por abandonar la que ha sido su casa: «No nos hubiéramos ido, tenemos el corazón roto»

Horario e itinerario del traslado de la hermandad del Huerto a su nueva sede de Santa Catalina

Rubén López

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Jesús de la Oración en el Huerto y la Virgen de Gracia y Esperanza tendrán desde este sábado por la noche una nueva casa. Un hogar distinto al que ha acompañado a estas dos imágenes tran devocionales y entrañables de Cádiz en sus últimos 60 años de vida. La cofradía del Jueves Santo da pie a un nuevo camino que comenzó a andar hace meses cuando la hermandad recobró vida tras varios años muy complicados que, entre otras cosas, impidieron su salida procesional desde la última celebrada en 2022.

No va ser fácil el sábado que se aproxima para todos los hermanos del Huerto. No habrá uno solo al que no se le vengan muchos recuerdos a la memoria. Salidas, recogidas, cultos, momentos de encuentro. San Severiano se despide de su cofradía, del conocido Señor de Puertatierra, de Jesús y Gracia Esperanza. Cádiz se queda sin una de las poquitas hermandades de Extramuros que tenía en los últimos años.

Son las últimas horas del Huerto en San Severiano antes de partir a Santa Calalina, el barrio de la Viña que será y es ya la nueva sede de la cofradía. Un momento de esperanza, por lo que viene, pero también de dar un paso muy complicado que votaron en cabildo los hermanos de la cofradía hace meses. Las desavenencias con los parrócos de San Severiano han sido determinantes para la dura decisión de abandonar su sede.

Y son muchos los recuerdos para una de esas sagas familiares que tanto han luchado por esta cofradía. La familia Reyna es historia viva de la hermandad. Lo han sido todo en esta cofradía. Desde el cargo más pequeñito al mayor. Desde vocales a hermanos mayores. Los Reyna son un símbolo del Huerto y ante el azulejo que nadie podrá arrebatar de la fachada de la Iglesia de San Sevieriano, Pepe y José María Reina, hablan de todo con emoción y resignación.

«La hermandad lleva aquí desde que esta iglesia se inaugura en 1963», reconoce Pepe Reyna. «Antes estaban en una casa cuna muy cerquita de aquí hasta que llega a una capilla cedida por el Obispado. Esta Iglesia ha sido como mi casa, yo entré con siete años y con 17 entré en la Junta de Gobierno pero antes fui monaguillo en la casa parroquial. Fui vocal, luego entre en fiscalía para ser fiscal, fui también vicehermano mayor porque nunca quise un puesto más alto y he estado de mayordomo 25 años». Este es el recorrido de Pepe Reyna, un cofrade que se ha hecho a semejanza del amor a sus titulares. «Conmigo mi hermano, Fernando Reyna, que ha sido un ejemplo perteneciendo al Consejo de Hermandades, secretario y hermano mayor de la cofradía durante muchísimos años», añade.

La emoción se ve en el rostro del patricarca de esta familia, sobre todo cuando ve ahora a su lado a su hijo José María, reconocido fotógrafo gaditano y por supuesto hermano del Huerto. «Cierro los ojos y veo a mis hijos correteando por el patio de la Iglesia. Él ha nacido aquí, todo lo que él sabe de la cofradía se lo he transmitido yo junto con lo que él ha aprendido. Da fe José María. »Soy cofrade de familia y por eso hemos tenido roto el corazón en dos partes. Como buenos hermanos hemos colaborado siempre con la cofradía y aquí estamos. He estado muchos años aquí gracias a mi padre y mio tio Fernando. Gracias a ellos he aprendido mucho y he podido ser fiscal también durante muchos años«.

Los Reyna siguen el legado, ya que el acutal hermano mayor, Ignacio Robles, «es mi yerno y mi hija Rosa ahora es la mayordoma de la cofradía. Los Reyna siguen aquí por mucho que nos quieran aplastar», reconoce el mayor de la familia.

«Nunca me hubiera ido de San Severiano»

Y es que el dolor por todo lo vivido también se aprecia en las palabras de la familia Reyna. «He vivido el crecimiento de esta capilla y el esfuerzo que se hizo en su día por tenerla para poder salir desde aquí los Jueves Santo y que el sábado salgan de aquí sin una misa y un acompañiento de todos los hermanos es una auténtica pena. Van a marcharse de aquí de manera digna pero no de la gglesia que hubiera sido lo ideal», explica José María.

Al hilo de ello, ambos tienen claro que hubieran optado por una negociación más profunda antes de marcharse de su sede canónica. «Nunca me hubiera movido de San Severiano. Acepto la votación en el Cabildo de hermanos, no queda otra, pero nunca me hubiera marchado de aquí. Por culpa de unas personas nos tenemos que ir pero esta ha sido mi vida. Nos han dado una patada en la cara. Lo ideal hubiera sido un diálogo, tendría que haber existido un consenso y estoy seguro que se hubiera llegado a un buen puerto. La hermandad es soberana, como no puede ser menos, y los hermanos decidieron marcharse pero yo soy de San Severiano y me moriré en San Severiano«, explican tanto Pepe como José María.

«Bahía Blanca nunca ha estado con la cofradía»

El que fuera mayordomo durante 25 años de la cofradía no ve con malos ojos del nuevo lugar de la cofradía. «Ahora la hermandad va a estar en la Viña que es un barrio cofrade y no nos desagrada, la verdad. Creo que ese barrio se va a volcar con nosotros. Hemos visto mucha afluencia de hermanos en el reparto de túnicas. Entiendo que, no obstante, nos queda un enorme trabajo por delante de cara a recuperar muchos hermanos de la cofradía. Hay que hacer un esfuerzo para que ellos vuelvan. Todo esto va a tardar unos años, evidentemente. El crecimiento debe ser progresivo«.

¿Qué pierde San Sevierano sin el Huerto? Pepe Reyna tiene bastante claro que «Bahía Blanca nunca ha estado con la cofradía. Alguna vez se han quejado de la música cuando regresábamos al templo. Si me dices San Sevierano y el Avecrem pues sí, pero es cierto que también se ha volcado mucha gente del barrio de Santa María«.

El sábado se van, ¿con el ánimo de volver algún día? «Yo eso del Señor de Puerta Tierra nunca me ha gustado en exceso pero siempre va a ser de San Severiano aunque veo muy complicado que vuelva en el futuro. Que una cofradía regrese cuando comienza a crecer en otro sitio no lo veo, es mejor dejarla estar».

Y a horas de esa despedida, a Pepe Reyna se le nublan los ojos de lágrimas, la de un hombre y una familia volcada con una hermandad que tiene que dejar su casa. «Es difícil quedarme con un momento», reconoce emocionado. «Me acuerdo mucho de los que no están, mi padre por ejemplo. Han sido tantas vivencias y personas que se han ido luchando por esta cofradía. Hemos sido siempre una familia, aquí no había hermano mayor ni fiscal. Todos remábamos a una. Hemos luchado desde pequeños por esta cofradía y eso seguiremos haciendo», concluye.

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