Mari Luz Cádiz: «Tenemos muchísimo nivel pero en España no nos cuidan»
Esta científica gaditana acaba de obtener una beca Ramón y Cajal, una de las más codiciadas del sector

Natural de Tarifa (Cádiz), esta bióloga, doctora internacional en Química por la Universidad de Granada, tiene una laureada carrera con tan sólo 39 años. Una de las últimas distinciones conseguidas ha sido el Premio Extraordinario concedido por la Universidad de Granada a su tesis doctoral ... al lograr aislar compuestos químicos bioactivos de fuentes vegetales como el cacao, la hierbaluisa, el té verde, la semilla de uva o la corteza de pino para su aplicación en el tratamiento de enfermedades crónicas. El Ministerio de Ciencia e Innovación le acaba de conceder una beca Ramón y Cajal, una de las más prestigiosas y codiciadas por los científicos en España y que se conceden a investigadores con una trayectoria destacada.
-¿En qué consiste la beca Ramón y Cajal?
-Es un contrato a nivel nacional por parte del Ministerio y supone estabilizarte en la Universidad. Te financian el estudio y un contrato universitario. Son cinco años en los que puedes desarrollar tu proyecto. Muy mal te tiene que ir para no conseguir plaza transcurrido este tiempo.
-¿Qué supone para usted esta beca?
-Es de las becas más competitivas que existen. Hay mucha gente que lleva mucho tiempo pidiéndola y nada. Yo no me lo creía cuando me comunicaron que la había conseguido.
En España, este sector es muy reñido porque no hay recursos, no hay contratos. Todo va por convocatorias muy competitivas en las que resulta muy difícil que conseguir un contrato. Por eso, la beca Ramón y Cajal es como si te hubiera caído una estrella del cielo. Es muy triste tener que celebrar tanto estas cosas porque es como si te hubiese tocado la lotería. En definitiva, supone que tienes trabajo para toda tu vida.
-¿Qué estudio realizará con esta beca?
-Seguiré avanzando en la línea de los compuestos bioactivos. Continuaré investigando para obtenerlos de distintas fuentes y en ensayos de intervención en humanos, ya sea con suplementos o lo que podamos desarrollar a ver el efecto que tienen en el envejecimiento, la obesidad, la neuroprotección...
-¿Hay realmente una fuga de jóvenes científicos de España?
-Son muchos los jóvenes investigadores que se tienen que marchar al extranjero. También hay mucha gente que tiene que dejar esto y comenzar su vida de nuevo, con la dificultad que supone empezar de cero en otra cosa. Hay muchos doctores que no tienen otra opción que prepararse unas oposiciones de Secundaria.
-Entiendo que no es su caso...
-Yo no me puedo quejar, tengo mi contrato en la Universidad de Granada y ahora esta beca, aunque para conseguirla también me he tenido que ir al extranjero. En 2019 tuve que irme fuera de España y me tiré bastante tiempo.
Me considero muy afortunada. Mi objetivo es quedarme en España y hacer una vida, no estar rulando por el mundo. Ya he dado bastantes vueltas: París, Portugal, Italia… Lo que quiero es estabilidad y en mi caso, siempre he estado con contratos y me puedo llamar dichosa por ello.
-¿Cómo son las condiciones fuera de España?
-Fuera de España se nos valora mucho más. Cuando estuve en Portugal y llevaba sólo dos semanas me propusieron un contrato para que me quedara allí.
Los investigadores españoles tenemos muchísimo nivel pero en España no nos cuidan ni nos valoran. Yo he estado poniendo dinero para mi trabajo. He trabajado con un contrato de España para el extranjero ganando 1.100 euros al mes, teniendo un doctorado. Muchas veces nos reímos pero con frecuencia decimos que en el Mercadona estaríamos mejor porque las condiciones laborales son mucho más buenas, pero claro, esto es vocacional.
-¿Tan duro es?
-Los contratos en España están muy mal pagados y son muy pocos. Si de 200 personas de un área sólo entran 20, hay 180 que se quedan descolgadas y se tienen que ir a otro lado.
Hay mucho talento en España pero no se nos valora ni se nos paga adecuadamente. Hay mucha gente que prefiere irse a trabajar fuera de España porque las condiciones laborales son exageradamente mejores. En Alemania, con la misma categoría, puedes ganar casi 4.000 euros al mes mientras que en España estás ganando 1.200 euros. Pero claro, eso supone frenar tu proyecto de vida y hay gente que no está dispuesta. Es totalmente comprensible. Sabemos que tenemos que dedicar nuestra vida a la ciencia pero que no se olvide que esto es un trabajo y somos trabajadores como cualquier otro. No tenemos que renunciar a nuestra vida.
-¿Hay techos de cristal para la mujer en la investigación científica?
-En las etapas previas, cuando haces la tesis o el doctorado, no hay muchas diferencias. Está todo muy igualado pero a medida que vas ascendiendo, en los puestos de dirección de departamentos o grupos, el porcentaje de hombres sigue siendo muy superior.
Yo pertenezco a la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT) y lo tenemos muy estudiado. Peleamos cada día para que las mujeres podamos alcanzar puestos que ahora mismo ocupan los hombres. Además, nosotras lo tenemos muy complicado. Es una carrera muy absorbente que consume tu vida personal.
Si te quedas embarazada y pierdes un año, te has caído. Mucha gente no está dispuesta a frenar su vida personal, algo completamente lógico, pero te quedas descolgada.
-Como vecina de Tarifa, uno de los municipios más afectados, ¿le preocupa el alga asiática invasora 'Rugulopteryx Okamurae'?
-Estoy haciendo un estudio sobre esta alga. Me llevé algunas muestras y estamos intentando buscar una aplicación para su revalorización en la cosmética, como hace el Seper de Tarifa, pero con el objetivo de tener una base científica sobre los estratos que se pueden obtener. Es muy difícil conseguir financiación pero seguimos insistiendo y trabajando en este proyecto.
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