Crimen de Miriam Tamayo
Descartan que el acusado se drogase: «No se hubiera tenido en pie con tanta pastilla»
Los forenses han declarado este martes en el juicio del crimen de Miriam Tamayo
Los médicos forenses que han testificado este martes durante el segundo día de juicio por el homicidio de la joven Miriam Tamayo en Jerez de la Frontera han negado que el presunto homicida, Germán G.J, de 27 años, estuviera influido, supuestamente, por el consumo masivo de drogas y alcohol el día de autos. «No se hubiera tenido en pie», ha manifestado un médico en referencia a las palabras de Germán, que dijo el lunes que iba colocado tras haber ingerido, supuestamente, siete pastillas del tranquilizante Trankimazin y cinco o seis litros de cerveza todo antes del mediodía 13 de julio de 2013 en que se produjo el crimen.
La defensa del acusado había planteado ayer como atenuante ante la acusación pública de asesinato que pesa sobre su patrocinado que era politóxicomano -consumía cocaína, hachís, pastillas y alcohol entre otras sustancias- y que iba «ciego». Cabe recordar que el lunes uno de los agentes de la Policía Local, que lo apresó, afirmó en la sala que no vio en él acusado ningún síntoma que demostrara esas adicciones: «Ni tenía las pupilas dilatadas, ni sudoración, ni temblaba, ni olía a alcohol».
Los médicos que evaluaron a Germán lo consideran una persona «fría» sin aprecio por el sentimiento ajeno. Los familiares y amigos de la finada señalan que el acusado no ha mostrado «nunca» señales de arrepentimiento – él confesó en sala ser el presunto autor del crimen - y han denunciado públicamente que «ha mostrado la mayor cordura posible». «Es un embustero», repite incesantemente una tía de la víctima durante el juicio con jurado que se está celebrando en la Audiencia.
La patóloga que practicó la autopsia al cadáver contabilizó hasta siete puñaladas asestadas con «gran fuerza» con un cuchillo de 14 centímetros de hoja. Tres de las agresiones fueron el tórax, una en el corazón. La chica murió en la misma calle pese a los intentos de los trabajadores de un centro médico cercano al lugar del caso de intentar reanimarla en espera de la llegada de alguna ambulancia a la avenida de Lebrija, cerca donde la muchacha iba a celebrar un almuerzo de fin de curso.
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