vídeo

Aplausos y un pasillo: así despiden al director de la cárcel de Algeciras que destituyó Marlaska por defender a sus empleados

A Francisco Márquez le comunicaron la destitución el pasado 2 de febrero por una pérdida de confianza

Cese del director de la prisión de Algeciras Botafuegos tras 15 años en el cargo con gobiernos del PP y PSOE

Francisco Márquez Salaverri, ovacionado este lunes por el personal de la prisión de Algeciras ABC

Antonio R. Vega

Sevilla

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La prisión de Botafuegos-Algeciras ha vivido este lunes una de esas escenas que son infrecuentes tras los muros de una prisión. Francisco Márquez Salaverri, el director más longevo de la llamada ‘cárcel de los narcos’, ha sido despedido entre aplausos por sus funcionarios. A las 7.30 horas, los trabajadores hicieron un pasillo para decirle adiós con todos los honores y brindarle su total apoyo después de que Instituciones Penitenciarias, el organismo que depende del ministro Fernando Grande-Marlaska, le comunicara por teléfono el pasado 2 de febrero su destitución con efectos desde este miércoles.

Márquez Salaverri se reincorporó a su trabajo tras disfrutar de unas vacaciones y apura sus últimas horas como responsable de una prisión que ha dirigido durante 16 años de los 42 años que lleva ocupando cargos directivos en Instituciones Penitenciarias, con independencia del color político del Gobierno.

El relevo de Márquez Salaverri, motivado al parecer por una pérdida de confianza, ha sido rechazado por todos los sindicatos del centro penitenciario, que destacan que se ha puesto del lado de los trabajadores cada vez que éstos reclamaban más medios y personal para una prisión masificada. Su director era considerado uno más entre los trabajadores, que destacan que no dudaba en solicitar más recursos a sus superiores para mejorar la siempre difícil convivencia entre funcionarios y reos dentro de una prisión que ha llegado a albergar a 1.900 internos, cuando su capacidad máxima es de un millar.

Quema de vehículos de funcionarios

Con escasos medios y muchas carencias, Paco Salaverri, como era conocido, se ganó el respeto tanto de los funcionarios como de los reclusos. En octubre incluso acompañó a los trabajadores en una concentración para protestar por la quema del vehículo de una trabajadora social del centro penitenciario, así como el de su pareja, que estaba estacionado frente a la puerta de su casa. En febrero de 2022, otro funcionario había sido amedrentado con el mismo método. El director expresó su «preocupación» por la escalada de amenazas protagonizada por familiares de presos. «Se ha cruzado una línea roja que nunca se había cruzado», lamentó en una entrevista concedida a la Cadena Ser, en la que también indicó que los autores representan una minoría.

Salvando las distancias, Salaverri comparaba su trabajo con el que realiza un director de orquesta. Él llevaba la batuta para que «la música suene bien», «tocando por aquí y por allí», lo que no era una tarea sencilla, teniendo en cuenta los problemas de salud mental que sufre buena parte de la población reclusa, cuyo delito estrella era el tráfico de sustancias estupefacientes.

En un comunicado conjunto emitido el pasado 7 de febrero, las organizaciones Acaip (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias), CSIF, Comisiones Obreras y UGT denunciaron que el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, había tomado al director del centro como el «cabeza de turco» para esconder «la ineptitud e ineficacia de la gestión» de dicho departamento «en el momento actual que están viviendo» las cárceles.

Los funcionarios del centro han cerrado filas en torno a él y creen que le han podido costar el puesto sus insistentes demandas de medios al Ministerio de Interior para solucionar las deficiencias y carencias que arrastraba una prisión que se encuentra entre las más conflictivas de España.

El hecho de que Botafuegos estuviera a menudo bajo los focos por este tipo de incidentes ha podido perjudicar a su saliente director, aseguran fuentes penitenciarias, que culpan a sus superiores de la tensión interna y de la masificación de reos. Actualmente cuenta con unos 1.044 presos.

Sensibilizado con la salud mental

En el manifiesto, los sindicatos firmantes enumeran un amplio repertorio de carencias en la prisión: falta de personal y de formación adecuada, relaciones de puestos de trabajo sin actualizar, masificación de internos, falta de psiquiatras y médicos, internos con patologías mentales y drogodependencias sin tratar adecuadamente, agresiones, ausencia de reconocimiento de agente de la autoridad y de protección jurídica necesaria en los procesos penales, carencias de inhibidores de frecuencia y de sistema de control de los drones utilizados para el tráfico de estupefacientes.

Márquez Salaverri estaba especialmente sensibilizado con la necesidad de tratar a los enfermos con débil salud mental. De hecho, seis de los 42 años de su carrera los pasó al frente del centro de Psiquiatría penitenciaria de Sevilla. En la prisión de la capital hispalense, Sevilla I, vivió su peor momento, cuando los funcionarios se pusieron en huelga y él tuvo que lidiar con los presos. Suerte que los reos estuvieron colaboradores y le facilitaron la tarea.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación