SOCIEDAD

«El sacamantecas», un crimen aterrador después de un siglo

El documental «La Cicatriz» recorre los lugares donde se produjo el asesinato de un niño de 7 años en la Almería de 1910

El crimen sigue en el recuerdo de los mayores a quiénes sus antepasados les contaron esta historia. ABC

R. Pérez

Pocos crímenes han tenido tanto alcance como «El sacamantecas», también conocido como «El hombre del saco». La realidad se corresponde con el suceso que conmocionó a los pueblos de Gádor y Rioja en 1910 . Unos hechos en los que el analfabetismo y la creencia en los curanderos marcó el destino de un niño de 7 años.

Hace más de un siglo, en la tarde del 28 de junio, el curandero y barbero Francisco Leona, acompañado por un ayudante, secuestraron al niño Bernardo en una rambla donde jugaba. Lo metieron en un saco y se lo llevaron a un cortijo para su sacrificio. El objetivo del crimen: extraer la sangre y las mantecas para curar a Francisco Ortega, conocido como «El Moruno» , enfermo de tuberculosis, que habría pagado unos 3.000 reales (750 pesetas).

El documental «La Cicatriz», del cineasta almeriense Juan Francisco Viruega , hace honor a las víctimas de una sociedad hundida en el oscurantismo de la época, que quedó estigmatizada por la incultura y la depravación de unos pocos individuos. «A principios del siglo XX se otorgaba mayor credibilidad a las inventivas de los curanderos que a la medicina. Afortunadamente, los municipios que sirvieron como escenario supieron sobreponerse», explica el director de la obra.

Juan Francisco Viruega, director y Pablo Miralles, responsable de fotografía del documental. ABC

En este crimen participaron varios miembros de familias de un pueblo dónde no quieren «ni oír hablar del caso». Aunque ha pasado más de un siglo, aún se mete miedo a los niños con el «Tío Leona» , un personaje que recorría las calles afeitando a caciques y aparceros por los cortijos.

La víctima, un niño de 7 años, que vivía en el pueblo de al lado, en Rioja, aunque de familia humilde gozaba de buena salud y estaba bien alimentado , careciendo de la delgadez propia de los chavales época. Según el relato, secuestraron al niño para llevárselo a un cortijo. Con una navaja afilada le hicieron una herida en el costado para recoger la sangre que bebería «El Moruno».

Aún con vida, realizaron un nuevo corte en el vientre para extraerle las mantecas que usaron como cataplasma en el pecho del enfermo. Así s e perpetó el crimen, sin ningún tipo de piedad, una barbaridad , ya que desollaron a un niño para después romperle la cabeza a pedradas y abandonarlo en una rambla. La crónica quedó reflejada en los medios de comunicación de la época.

Uno de los cómplices de los autores, arrepentido, desveló a las autoridades el lugar donde yacía el cuerpo del pequeño. Se descubrió en aquel momento el macabro crimen que conmocionó a toda España . Los culpables fueron ajusticiados a garrote vil, pero los habitantes de Gádor sufrieron injustamente durante años todo tipo de vejaciones, quedando tildado como «el pueblo del crimen».

El curandero y barbero Francisco Leona. ABC

Cuando Viruega conoció la historia quiso analizar en profundidad este suceso «motivado por los personajes y sus complejas características y motivaciones, por la superstición y la enfermedad, la miseria moral y física». Este crimen llegó a enfrentar a esos dos pueblos de la comarca del Andarax, Gádor y Rioja. Aunque hayan pasado 109 años, queda una leyenda amenazante pensada para niños como «El hombre del saco» .

«La cicatriz» se estrenará en la próxima edición del Festival de Cine de Almería, el 21 de noviembre en Sección Oficial . «Hemos rodado en los lugares reales en los que se fraguó y se llevó a cabo el crimen, como el Cortijo del Carmen, la cueva del Barrio de la Fuente donde vivía el niño, la intersección entre el Andarax y la rambla del Jalvo donde lo raptaron, el entorno del puente del ferrocarril donde lo metieron en el interior del saco y el Cortijo de San Patricio donde se llevó a cabo el crimen», relata Viruega.

El título del documental tiene un doble sentido: por un lado, tiene un carácter simbólico y metafórico, apelando a ese río seco como es el Andarax que separa a los dos pueblos, Gádor y Rioja; por otro, hace referencia a la sombra alargada del crimen, a una herida que tardó décadas en cerrarse.

El historiador Antonio Sevillano y la propietaria del cortijo Kina Jiménez. ABC

«La cicatriz» ha contado con la colaboración del investigador almeriense Antonio Sevillano y la propietaria actual del cortijo donde se organizó el crimen, Kina Jiménez. La producción corre a cargo de Cristina Serena, y el cineasta Pablo Miralles asume la dirección de fotografía. Uno de los puntos clave del documental es la música, compuesta por Iván Palomares, nominado a los Premios Goya en 2018.

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