Historias de la mili en el Sáhara

Los soldados que sirvieron en la ex colonia se unen en Mojácar para recordar sus avatares en el servicio militar

Jura de bandera de varios soldados en el Sáhara en los años 70 ABC

Raquel Pérez

El servicio militar obligatorio entre los años 1958 y 1976 conectó a jóvenes de toda España que tuvieron como destino el Sáhara , cuando este territorio era la provincia 51 del país. Más de 420 milicianos de aquella época se dan cita este año en Mojácar en un encuentro nacional anual donde comparten recuerdos y vivencias padecidas en la que fuera colonia española en África.

El presidente de la Asociación Nacional Veteranos Mili Sahara , Manuel García explica que el objetivo de su colectivo es reencontrarse con el Sáhara, con las personas que convivieron, amigos que hicieron en «esa maravillosa tierra». A través de su web recopilan miles de fotos, documentos y relatos a través de los que se puede hacer una idea de cómo era la colonia española en su último periodo.

En el XV Encuentro Nacional se reúnen para «contar batallitas», luciendo su polo «color garbanzo» por las encaladas calles mojaqueras. Si hace cuarenta o cincuenta años tachaban los días para regresar a la península ahora lo han hecho para volverse a ver. Soldados de las tropas nómada, artillería, infantería, ingenieros, policía territorial, entre otros, así como simpatizantes procedentes en su mayor parte de Andalucía, Murcia, Valencia, Madrid y Cataluña unirán sus recuerdos.

Entre los miles de relatos se encuentra el de José Vicente Martínez que explica cómo vivió «La Pascua Grande» , la fiesta más importante del calendario musulmán, cuando los saharauis se ponen las mejores galas, todo el mundo reza y son generosos. «Fui invitado a compartir su hogar, nos aposentamos en las alfombras para degustar el cordero. Todo transcurrió estupendamente pero mientras comíamos con gran educación nos dijo que no era necesario que rebañáramos los huesos, porque luego tenían que comer las mujeres», explicó con sorpresa al conocer el papel que en ese lugar y en aquella época tenía el sexo femenino .

Martínez, ingeniero en El Aaiún en 1971 , no olvida esta conversación, y después de «unos eructos, como muestra de agradecimiento», tomar unos dátiles de postre y los tés reglamentarios se fumó una cachimba a medias con su anfitrión y compañero de brigada. Recuerda también otras fiestas iluminadas con velas y faroles , amenizadas con tambores, bongos y panderos, con canciones y bailes típicos donde las mujeres estaban en una habitación contigua, sin presencia física.

Jóvenes marroquíes en los 70 ABC

José Jaramillo, antiguo caballero legionario que se alistó al cuerpo como voluntario en 1955, tras pasar tres años en Madrid tuvo como destino el tercio para fundar el Sáhara. Primer aprovisionador de ametralladora, que sobrevivió a una de las muchas batallas que se vivieron. «El 13 de enero de 1958, partimos en los jeeps camino de Edchera y de pronto empezamos a escuchar disparos. Me sentí desconcertado, pero nos organizamos y avanzamos hacia las posiciones enemigas. Las balas silbaban por encima de nuestras cabezas y de repente vi caer a mi compañero al suelo », recuerda.

Jaramillo fue a auxiliarlo, lo zarandeó , pero no obtuvo respuesta, había muerto en el acto. En aquel momento no tuvo la oportunidad de pensar, pero hoy en día sí, todos estaban arriesgando su vida. «Comprendí que para salir vivo de allí, había que ganar aquella batalla », recapitula.

Pero no todo fueron enfrentamientos en el Sáhara, los milicianos allí desplazados también tuvieron oportunidad de bañarse en la playa, ir al cine o compartir meriendas en la cantina. A través del recuerdo de estos veteranos se conoce con más detalle cómo fue la historia en la antigua colonia española , el transcurrir del día a día, sus miedos y sus esperanzas antes de regresar a España.

Las memorias de estos veteranos terminan cuando en octubre de 1975 Marruecos organizó la denominada «Marcha verde». La gestión española finaliza, se ve obligada a en un clima de tensión a firmar un acuerdo por el que prometía poner fin a su presencia en el Sáhara. Los milicianos españoles tuvieron que retirarse, al tiempo que los saharauis abandonaron las ciudades para instalarse en el desierto, a pesar del apoyo expreso que recibieron del entonces Príncipe de España y Jefe de Estado en funciones, Juan Carlos de Borbón.

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