Susana Díaz, entre dos aguas tras tensar el pacto con IU

Si adelanta las autonómicas, tendría que construir un relato más consistente ante la opinión pública. Si no, debilitará su liderazgo

Susana Díaz, entre dos aguas tras tensar el pacto con IU Juan Manuel Serrano

antonio R. vega

La presidenta andaluza lleva días escribiendo un relato a la medida de sus intereses con el único objetivo de justificar el adelanto electoral ante una opinión pública que no sale de su asombro. Su palabra talismán es «inestabilidad». Una consigna que repitió ayer en Gibraleón y que replican sus dirigentes como un eco.

No eligió la jornada más oportuna para echar más leña al fuego. Su Gobierno de coalición con IU, que no ha destacado en lo que va de legislatura por su estajanovismo, aprobó dos leyes de una tacada. Ningún síntoma de la aparente zozobra. Ninguna concesión al dramatismo. A Díaz le va a hacer falta algo más que buenas dotes de empatía comunicativa —que las tiene— para vender esta pirueta a cinco meses de otra cita con las urnas.

Al margen de su necesidad, le está haciendo falta un relato político consistente para envolver una decisión tan drástica, un contexto que no ha sabido explicar hasta ahora y que no puede despachar con la percha de un hipotético referéndum de IU para preguntar a su militancia sobre la continuidad del pacto con el PSOE-A que aún «no se ha convocado», como le recordó el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo. Tampoco cuela como motivo la perspectiva de un viaje de su vicepresidente, Diego Valderas, a los campamentos saharauis de Tinduf, destino preferente de las ayudas de cooperación de la Junta. Acuerdos como el Consejo de Gobierno celebrado ayer descubren el cartón de una impostura que tiene más que ver con el puro tacticismo electoral y el miedo al creciente factor desestabilizador de Podemos que con una cohabitación imposible con sus socios.

Llegados a este punto de tormenta política, la renuncia de Susana Díaz a convocar elecciones autonómicas anticipadas debilitaría el liderazgo de la mujer con más poder institucional del PSOE. Después de que Izquierda Unida de Andalucía le doblara el pulso en la crisis de los okupas de la Corrala Utopía, obligándola a devolverle las competencias que había retirado a la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, la presidenta de la Junta no puede permitirse otro «gatillazo».

Si finalmente Díaz no consuma su desafío electoral, esta crisis deja muy tocado —las elecciones dirán si también hundido— a su gobierno. El año que le resta de legislatura se le va a poner muy cuesta arriba si explota el globo que ella misma ha inflado. Proyectaría un gesto de debilidad que complica incluso sus expectativas para un eventual asalto al liderazgo del PSOE nacional. La convivencia, ahora sí, puede ser insostenible con unos camaradas de Izquierda Unida instalados en la desconfianza permanente hacia su compañero de gobierno y crecidos ante el nuevo pulso ganado a su adversaria política. Un paso atrás de la mandataria la situaría sobre un barril de pólvora permanente y, salvo recapitulación con IU, se vería forzada a agilizar las cinco leyes donde la coalición de izquierdas ha marcado su «línea roja» para no romper el gobierno.

Susana Díaz, entre dos aguas tras tensar el pacto con IU

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación