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La familia sevillana que adoptó a tres niños de un golpe

Un matrimonio relata su adopción de tres hermanos, donde el cariño fue mutuo desde el primer día y el mayor reto ha supuesto ponerlos al día en el colegio

La familia sevillana que adoptó a tres niños de un golpe millán herce

j. morillo

«El encuentro con los niños fue en un parque. Vinieron corriendo a buscarnos y nos llamaron papá y mamá nada más vernos. Tenían muchas ganas de una familia». Así relatan los padres sevillanos C. F M. y J. M. S. H., en la cuarentena larga, el día que conocieron a sus tres hijos adoptivos, que son hermanos. Era noviembre de 2011 y atrás quedaban prácticamente doce meses de papeleo y valoraciones con los equipos técnicos de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales. Este fue el inicio de una aventura donde el amor, según cuentan, fue mutuo desde el principio —«son unos niños muy cariñosos»—, pero donde había que enfrentarse a dificultades, las mayores, que siguieran sus estudios como cualquier otro compañero de su edad.

Este matrimonio, de clase media, se planteó la adopción ante la circunstancia de no poder tener hijos. Desde el principio optaron por la adopción nacional, porque «tienen mucha más información de los niños, que te permite entenderlos y atenderlos mejor», y se plantearon la adopción de tres niños, ya que «ese era el número de hijos que queríamos».

Desde el principio optaron por la adopción nacional

Presentaron «un montón de papeles» en diciembre de 2010 y en noviembre de 2011 los conocieron: tres hermanos, dos niños y una niña, que tenían siete, cinco y dos años. A las tres semanas se mudaron a casa, en lo que fue un acoplamiento excepcionalmente rápido, porque suele llevar más tiempo. «Los niños tuvieron una respuesta magnífica a nosotros».

Y ahí comenzó el reto de estos padres que debían encauzar conductas y cubrir carencias del pasado. «Procedían de una familia desestructurada y habían sufrido mucho absentismo escolar. No estuvieron bien atendidos en su primera infancia. Llevaban un año en el centro de acogida».

En primer lugar, tenían que darles una rutina y que siguieran unas normas, como comer fruta o irse a una hora a la cama. Pero la mayor complicación era el colegio. No fue fácil. Ninguno leía ni escribía, por lo que no habían desarrollado hábitos educativos ni habilidades para aprender. Por tanto, requerían más trabajo en el aula. «Lo pasaron mal al principio». Aquí tuvieron mala suerte, porque se encontraron con determinados maestros que no les daban ese refuerzo y que tampoco colaboraron con los padres, según relatan, para que estos se lo dieran. «Estuve dos años sin acceso al material escolar, pero gracias a que los niños tenían una memoria prodigiosa pudimos comprárselo. Trabajamos mucho en casa, tres o cuatro horas diarias».

En este proceso, cuentan, tuvieron el apoyo de la Consejería, y la situación mejoró en parte por el trabajo del servicio de orientación educativa, pero, sobre todo, por su esfuerzo. Hoy que están todos en Primaria siguen ayudándolos y los niños progresan razonablemente bien. «Este mes se cumplen cuatro años de la adopción y celebraremos el cumpleaños de la familia. Es un reto extraordinario, requiere mucho esfuerzo y trabajo, pero ser padre es lo mejor del mundo».

Panorama en Andalucía

La foto fija de las adopciones en Andalucía no es ahora la misma que en 2008, según se desprende de los datos de la Consejería de Igualdad, Salud y Asuntos Sociales. En cinco años se ha producido un descenso de la adopción internacional, motivada, entre otras razones, por el aumento de los requisitos y el alto coste en plena crisis de los viajes a los países de origen. Entre 2008 y 2013 estas adopciones cayeron en 317 menores en Andalucía.

El aumento de los requisitos ha hecho que caigan las internacionales

Más llamativo ha sido que las cifras de adopción nacional se han mantenido estables en el mismo periodo, superando en todos los casos el centenar y correspondiendo la mitad de ellas a niños con necesidades especiales, esto es, menores mayores de siete años, grupos de hermanos que superan alguno de ellos esa edad, discapacitados, con antecedentes de enfermedades mentales o crónicas, entre otras circunstancias

La familia sevillana que adoptó a tres niños de un golpe

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