de viuda de españa a icono de la corrupción

Isabel Pantoja, «ahora me ha tocao a mí»

La cantante más famosa de España pasa de los éxitos y las portadas del corazón a la crónica negra y el símbolo de la corrupción urbanística

Isabel Pantoja, «ahora me ha tocao a mí» abc

mercedes benítez

Nadie sabe a ciencia cierta que planeta reinaría el día que nació. Pero María Isabel Pantoja Martín vino al mundo el 2 de agosto de 1956 en el sevillano barrio del Tardón. La que antes de cumplir los treinta iba a convertirse en la viuda más famosa de España era hija de un letrista de fandangos y una bailaora. En el seno de esa familia tan flamenca no es de extrañar que «niña Isabel» se subiera muy pronto a los escenarios. Debutó con siete años en el cuadro flamenco de su primo Chiquetete y poco después fue contratada en el conocido tablao sevillano El Embrujo. Pero fue a los 17 años cuando dio el salto a la fama de la mano de dos grandes de la copla, Juan Solano y Rafael de León. A partir de ahí comenzó una carrera llena de éxitos que la llevaría por todos los escenarios de España convirtiéndose en uno de los máximos exponentes de la copla.

De aquellos años son su conocidos éxitos como «22 abriles tengo», «Garlochí» y otras en aquella España de los ochenta. Pero, sin duda, fue su romance con el torero Francisco Rivera, «Paquirrí», el que la catapultó a la fama. La historia tenía todos los ingredientes de charanga y pandereta. El torero y la folklórica pregonaban a los cuatro vientos su amor en las revistas del corazón. Ella además proclamaba su virginidad que guardaba su inseparable madre.

Ese amor era sellado a los pies de la Basílica delGran Poder el 30 de abril de 1983 en una boda por todo lo alto con caballos blancos y decenas de famosos. Pero la felicidad, colmada con el nacimiento de su hijo Kiko apenas diez meses después, se truncaba el 26 de septiembre de 1984 cuando un toro mataba a Paquirri en Pozoblanco convirtiendo a la Pantoja en la viuda de España. La cantante, que permaneció recluida en su casa más de un año, volvía con fuerza en noviembre de 1985 con un disco de José Luis Perales «Marinero de Luces» que la encumbraba. Apartir de ahí volvían los éxitos discográficos de una Pantoja plena de juventud y fuerza. Ytambién los de las películas y las amistades paseadas por las portadas del couché. Encarna Sánchez, María del Monte, Diego Suárez... Pantoja seguía dando que hablar.

Sin embargo el escándalo llegaba cuando se conocía su romance con el entonces alcalde de Marbella, Julián Muñoz, aún casado con Mayte Zaldívar. Ambos hacían ostentación de su historia de amor en el Rocío de 2003. Y la Pantoja se mudaba a Marbella a pasear «dientes» por la Costa del Sol. Pero los días de vino y rosas duraban poco. En agosto del mismo año una moción de censura auspiciada por Jesús Gil arrebataba la Alcaldía a Muñoz.

A partir de ahí los hechos se sucedían de forma vertiginosa. Muñoz era detenido en la Operación Malaya, la mayor trama de corrupción urbanística. Y un año después, en mayo de 2007, era detenida la propia Pantoja. La cantante dormía en los calabozos y debía pagar 90.000 euros de fianza para salir. Luego llegaría un largo juicio con la imagen de la tonadillera en el banquillo. Yla sentencia de dos años por blanqueo de capitales y multa de 1,1 millones. Arruinada, deprimida y con un pié en la cárcel, la inminente entrada de Pantoja en prisión parece un presagio de aquella letra que cantaba la tonadillera más famosa de España: «ahora me ha tocao a mí». Eso parece.

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