Vuelo sin motor entre un mar de palmeras

Naturaleza, diversión y mucho vértigo. Escondido en uno de los muchos huertos de palmeras de la ciudad, el parque Elche Palmeral Aventuras alberga muchos metros cuadrados de adrenalina, ocio y actividades. Lejos del concepto de parque temático, cada uno de los asistentes deberá poner de su parte para que la experiencia sea satisfactoria. Más actividades que atracciones, más movimiento que el simple dejarse llevar. El recinto, respetuoso con la representatividad de su entorno inmediato, cuenta con múltiples opciones para pasar un día lleno de saltos, caídas –siempre controladas– y escaladas. Su principal atractivo, en lo alto del inmenso tótem que corona el parque, es la tirolina. Salto al vacío para surcar el cielo entre un mar de palmeras y terminar en la otra punta del palmeral tras sobrevolar un estanque. Adrenalina pura, como la que se siente en su caída libre, su salto con paracaídas simulado o sus distintos circuitos multiaventura, en los que poner a prueba la habilidad entre escaleras, cuerdas, arneses, tablones bailarines y un vertiginoso vacío al mirar hacia abajo. Además, barcas para remar, tiro con arco y la energética opción del «laser camp», para disparar sin balas en un perfectamente caracterizado espacio de guerra.

TUn toque de distinción aplicado a platos y productos de mercado. Verduras, carnes y pescados frescos combinados con maestría y servidos siguiendo los parámetros más puristas para no defraudar a un público de lo más exigente. Recetas como la ensaladilla, la merluza, los calamares o las setas no dan pie a echar de menos algún estrafalario añadido que ensombrezca su inherente calidad. Además, la taberna cuenta con una buena selección de arroces, a los que podrán haber hecho la previa infinidad de montaditos, tapas y mariscos de lonja