EL NUEVO POSTUREO

HA llegado el verano y las prioridades de los nuevos equipos de gobierno de nuestros ayuntamientos son bien distintas. Todos ellos han comenzado a presentar públicamente sus primeras ideas, proyectos o, en el peor de los casos, ocurrencias.

Como no podía ser menos, en las ciudades en donde ahora gobiernan de nuevas los partidos de izquierdas y más progresistas que nunca, debido principalmente a sus largos años en la oposición, las primeras medidas a tomar van encaminadas al manido, obvio e incuestionable «no a la corrupción», seguidas de todas las derivadas posibles al inevitable «nunca más desahucios».

A partir de ahí todo tipo de postureo y marketing político mal copiado de los chicos malos de Podemos, que han sabido crear un nuevo lenguaje político que lleva de cabeza a las mentes pensantes del PSOE y de la casi abducida IU. Por estas tierras del sur de nuestra provincia, con nuevos y frágiles gobiernos locales, la vida sigue igual, aunque esta afirmación no es buena ni mala.

Llevan dos semanas gobernando, dos semanas comprobando de primera mano los serios problemas de la gestión diaria en la administración local, dos semanas soportando inmóviles los reiterados «reparos» de los altos funcionarios que con sus egos y desconcertantes diatribas pretenden paralizar el devenir del Ayuntamiento, y ya se han dado cuenta de que no es lo mismo gobernar que estar en la oposición, gestionar que dar estopa cada minuto a diestro y siniestro, trabajar 24 horas por el bienestar de los ciudadanos de tu pueblo o intentar joder al que gobierna para ponerme yo en la poltrona y hacer lo que he venido criticando desde hace más de una década o, en algunos de los casos, dos.

Me aseguran que muchos de estos nuevos alcaldes y concejales están desbordados porque nunca pensaron que gobernar era tan complicado y trabajoso, sobre todo trabajoso. Algunos pensaban que estar en el poder de un ayuntamiento era cobrar un buen sueldo –que ellos mantienen a pesar de más de 20 años de demagogia cutre y barata– y echarse a la bartola, a vivir de la política que son dos días.

Y al final de todo, seguro que les salen las cuentas a fin de mes. Macamiau.