El PSOE se pliega a Guanyar y Compromís para ejercer la Alcaldía
El PSOE vuelve a ostentar la Alcaldía de Alicante dos décadas después de perderla y ver como durante veinte años correspondía de forma inapelable al Partido Popular. Para lograrlo, Gabriel Echávarri ha tenido que apoyarse en la formación de un tripartito y pagar un alto peaje en términos políticos a sus compañeros de viaje: Miguel Ángel Pavón y Natxo Bellido. Los pobres resultados obtenidos en las elecciones, con dos concejales menos que en 2011 y un retroceso del 25 por ciento de los votos recibidos por su predecesora Elena Martín, fueron sin embargo suficientes para superar por pocos sufragios a Guanyar Alacant.
No ha sido ese el motivo que ha inclinado la balanza, sino la firme voluntad de Guanyar Alacant por apartar al PP del gobierno municipal. Después de que Compromís anunciara el jueves su apoyo al socialismo siguiendo las directrices marcadas en el ámbito autonómico, al ex de Esquerra Unida Pavón y sus compañeros de la formación auspiciada por Podemos no les quedó más remedio que renunciar a sus aspiraciones de Alcaldía. Eso sí, obligando a Echávarri a ceder una importante cuota de poder político y potentes áreas de gestión, como Urbanismo, Vivienda o secciones de Atención Urbana.
La simbiosis imprescindible para que el gobierno salga adelante quedó simbolizada por la voluntad del recién investido alcalde de posar con sus socios mientras sostenían conjuntamente la vara de mando de la ciudad. Aunque quizá en ese momento al nuevo primer edil se le pasara por su cabeza que podría ser José Luis Cifuentes y no Pavón quien a esas horas se encontrara flanqueándolo. El cabeza de lista de Ciudadanos y su equipo sorprendieron al votar a los socialistas en una decisión que, según explicaron, fue tomada «para que Echávarri sepa que si en algún momento ve peligrar sus convicciones, puede contar con nosotros». Consecuencia: 21 votos en lugar de los 16 previstos inicialmente. Algo que traerá cola no solo entre muchos votantes de centro y centro derecha que solo unos minutos después ya expresaban su decepción, sino también en las filas de un PP que no recibió respuesta a sus intentos de acercamiento a una formación naranja que se justificaba en su intención de permanecer en posición neutral.
El acto, celebrado en el Salón Azul del Ayuntamiento, reunió a aproximadamente dos centenares de representantes de la sociedad alicantina. A ellos hay que añadir el escasamente centenar que se congregó en la plaza de la Santísima Faz para seguir la ceremonia desde la pantalla gigante instalada por primera vez para una cita como esta. Una decisión en la que el recién estrenado gobierno municipal ha invertido 3.500 euros y que ya ayer fue ampliamente criticada tanto por el escaso éxito como por llevarse a cabo al mismo tiempo que sus tres integrantes hacían la «emergencia social» bandera de sus políticas. SÍ sirvió sin embargo para que muchos de los asistentes –algunos con camisetas de Guanyar– lanzaran proclamas, exhibieran pancartas y silbaran tanto los discursos como jura del cargo y votaciones de los integrantes del PP.
Diversidad en los discursos
Además de para cumplir con el trámite, la cita sirvió para marcar el tono con el que muy probablemente se desarrollarán los plenos. En los discursos se pudo observar a un Natxo Bellido cordial, comedido pero reivindicativo con el uso de la lengua valenciana; o a un Cifuentes que como preámbulo a la posterior votación se ofrecía como alternativa «a un posible radicalismo». Miguel Ángel Pavón demostró que aún no ha tomado conciencia de que no está en la oposición y que debe rebajar el tono crispado que le caracteriza, mientras Asunción Sánchez Zaplana hizo gala de su solemnidad institucional.
Echávarri tomó posesión y se emocionó recordando sus raíces navarroasturianas, su niñez en el barrio de San Blas y su satisfacción por llegar al cargo. Que la suerte le asista.