SORPASSO CIUDADANO

En política, el término italiano «sorpasso» define el adelantamiento de un partido respecto de otro, ya sea en intención de voto, ya en el resultado de un proceso electoral. Tras la irrupción de Podemos en la escena pública al albur de sondeos que vaticinaban una debacle socialista en favor de la formación del desparejado Pablo Iglesias, el imberbe Errejón y el tétrico Monedero se han escrito ríos de tinta. Pero hete aquí que llegado el momento de la verdad en la contienda andaluza ni sorpasso ni gaitas. Es más, por mucho que saquen pecho las huestes podemistas la realidad es que la suma de escaños de IU y Podemos tan solo iguala los resultados del comunista Luis Carlos Rejón en 1994. Poco para quienes aspiran a «asaltar el cielo».

Así, mientras en la izquierda de la izquierda comienza a desinflarse el soufflé, el vendaval de Ciudadanos sigue escalando percentiles. De hecho, la última encuesta de la empresa demoscópica Asturbarómetro, cuyo muestreo se realizó del 2 al 6 de marzo, augura por vez primera un sorpasso en intención de voto de Ciudadanos frente a Podemos de cara a las Generales. Las tendencias son tendencias, nada más, pero no está de más recordar que en las elecciones al Parlamento Europeo el sondeo previo realizado por la firma asturiana fue el más próximo al resultado final.

Además, los nueve escaños de Ciudadanos en Andalucía pueden provocar un efecto multiplicador al constatar los electores que el voto útil de castigo al bipartidismo es la papeleta de la formación de Albert Rivera. Este panorama cercena aún más si cabe las opciones de UPyD, formación que en la Comunidad quedaría fuera del arco parlamentario. De hecho, si los sondeos no yerran en exceso la irrupción de Ciudadanos equilibrará la composición futura de Las Cortes Valencianas frente a la amalgama de partidos de izquierdas. Da pena el ostracismo de UPyD por gente de valía como el edil alicantino Fernando Llopis, pero el hundimiento de la nave magenta es consecuencia del errático proceder de su dirección al desdeñar un pacto con los naranjitos de Rivera.