El Peret, a por cien años más
Los dueños de la emblemática heladería pujarán para seguir en la Explanada tras 99 años y continuarán en Playa San Juan
La heladería probablemente más famosa de Alicante, el mítico Kiosko Peret de la Explanada, vuelve a abrir mañana sus puertas al público para afrontar una temporada de verano especialmente crucial para su futuro: se cumplen cien años de la concesión administrativa municipal y en mayo hay que renovar la licencia o el negocio cambiará de manos. De momento, los dueños van a pujar en el concurso público que se ha abierto esta misma semana para entrar en el segundo centenario de historia, junto con otros posibles competidores que se presenten.
Así lo confirmaron ayer a ABC desde la dirección de la empresa, mientras ultimaban los preparativos para tenerlo todo a punto dentro de unas horas cuando reanuden su actividad en la Explanada y también en la zona próxima a Playa de San Juan, donde regentan otro establecimiento con el mismo nombre junto al centro comercial Fontana, menos popular entre los visitantes de la ciudad y con menos años de trayectoria, obviamente.
De hecho, por ahora está garantizada la continuidad de la marca Peret pase lo que pase en la adjudicación pendiente de renovación frente al puerto alicantino, al menos por esa segunda heladería en la zona de Playas, aunque si otra empresa se lleva la concesión, se perdería un referente para el turismo, al menos, como denominación, en el centro de Alicante. De salida, el canon anual está estipulado en 14.000 euros, aunque el Ayuntamiento espera ofertas al alza.
Menos consumo
La incertidumbre por su futuro se deja sentir en especial entre la plantilla, que no tiene clara su continuidad, porque el cambio de concesionaria no implica una subrogación. Hace dos días se reunieron con el concejal del PSPV Manuel Marín y ayer uno de los empleados confesaba que el consumo de quienes degustan sus helados y refrescos de elaboración artesana «puede haber caído un 40% en comparación con hace ocho o diez años».
En 2012 falleció Jaime Fuster Cano a los 89 años de edad, el último descendiente de la saga familiar fundadora de este establecimiento, quien además cobró tal protagonismo personal entre su clientela asidua que incluso compitió con la marca de la casa y, para algunos, se convirtió en «el quiosco de Jaime».