DESDE EL SUR
TODO A SU TIEMPO
Alberto Fabra ya sonríe con su nueva y flamante licencia para presentarse como candidato del PP en la Comunidad Valenciana. Han sido semanas de una tensa espera que el pasado jueves finalizaba con la llamada telefónica desde la capital de España de la todopoderosa Dolores de Cospedal. No ha sido un camino de rosas para el actual presidente de la Generalitat, que ahora podrá comprobar de primera mano –por fin- si los valencianos avalan con sus votos la gestión de su equipo en los últimos años o, de lo contrario, le mandan a la bancada de la oposición. Bien es cierto que le ha tocado bailar con la más fea, con años de dura crisis económica, política y social. Los desmanes en la gestión de su antecesor y el hastío de la sociedad española tras salir a la luz tantos casos de corrupción, pueden ser más que suficientes para que el PP deje de gobernar la Comunidad después de 20 años en el poder. Aunque tienen más razón que un santo cuando aseguran que «o el Partido Popular o la nada». Y los valencianos parece que cada día tienen más claro que esa aseveración puede ser real. Para que gobierne la izquierda en nuestra región o, mejor dicho, para que no gobierne el PP, se debe generar un gran pacto de la izquierda en la que se incluyan los Podemos, Ganemos, etc. Es decir, experimentos que han demostrado que dejan mucho que desear y, al final, se preocupan más de las cuotas de poder internas que de trabajar por sus ciudadanos. Eso es lo que ha dado a entender el alcalde de Orihuela, el pseudoecologista Monserrate Guillén, que comenzó a gobernar con un tripartito de izquierdas y de derechas. Tras ocho meses de baja por recomendación médica, el primer edil ha declarado que su principal interés por continuar con su desgobierno hasta el final del mandato ha sido para que la derecha no gobernase. Así, sin rubor alguno. Sabe, como el resto de los oriolanos, que la ciudad en 2015 está igual o peor que en 2011, pero a él y a su equipo de gobierno les da igual. Para ellos el éxito más importante de su gestión en Orihuela ha sido y será que el PP no gobierna. Y eso es, como mínimo, impresentable de cara a los ciudadanos.