PROA A LA MAR

LA GUERRA POR EL TALENTO

JAVIER y fur

Recientemente KPMG hacía público el resultado del III Barómetro Europeo de la Empresa Familiar con datos referidos a las empresas españolas y su comparación con la media europea.

La realidad del segundo semestre 2014 y las expectativas para el primero de 2015 observadas son prometedoras en prácticamente todas las áreas analizadas: confianza, inversión, internacionalización, financiación o estrategia, y con evolución en España comparable con la media europea.

Hay un punto, sin embargo, en el que nuestra situación dista de la percepción del resto de Europa. Se trata de los desafíos percibidos por las empresas españolas en comparación con las europeas. En ambos casos se señala que el mayor problema que deben abordar las compañías es el descenso de rentabilidad, pero mientras en el resto de Europa sitúan en segundo lugar, con un 42% de empresas, «la guerra por el talento», solo un 19% de las empresas españolas perciben este tema como un problema. Y este, antes o después –seguramente más antes que después– se convertirá en «el problema» porque las empresas son lo que su gente es capaz de conseguir, así que contar con una plantilla cualificada, comprometida, vinculada a la empresa, es la mejor si no la única forma de conseguir clientes fieles, productos adecuados, resultados sostenibles.

No sentir la necesidad de retener a los mejores, a los que hacen latir el corazón de la empresa, es un error imperdonable de los directivos actuales, solo porque ahora parece que tenemos exceso de oferta de trabajadores, confiando en que no perderemos a los que nos interese porque sus opciones son escasas y porque, en todo caso, siempre tendremos alternativas en el mercado. Esta visión un tanto mercenaria de las relaciones laborales trasciende sin duda a toda la empresa –el ejemplo del directivo es mucho más fuerte que cualquier norma interna-, por lo que solo podemos esperar que los empleados nos paguen con la misma moneda y en cuanto tengan ocasión, nos abandonen por otra compañía que valore más a su plantilla. Y los mejores siempre, incluso ahora, tienen oportunidades en un mundo que no se circunscribe a nuestras fronteras. La pérdida de talento que está ocurriendo ya en nuestro país solo es una garantía de mediocridad. Y ese no es el futuro que deseamos.

* Javier Fur es presidente del Círculo de Economía de Alicante

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