EL DESEMBARCO DE PODEMOS

«Hubo que conformarse con eslóganes anticasta ya que lo que se dice propuestas no hubo ni una»

Las huestes podemistas de Pablo Iglesias desembarcaron el pasado domingo en Valencia y en su primer acto en la Comunidad colgaron el cartel de «no hay billetes». Sin bases más allá de un simple registro online, sin bocatas y sin autobuses gratuitos, los entusiastas de la nueva era llenaron hasta la bandera el pabellón deportivo de La Font de Sant Lluís. Más de 8000 personas, se dice pronto.

Lo acaecido en la capital del Turia viene a ser fiel reflejo de anteriores convocatorias de Podemos en otras ciudades, pues Iglesias y demás pandilla llenan allá donde actúan. Sin embargo y al igual que en otros mítines de la formación, la mesnada que acudió solícita a la llamada del nuevo mesías tuvo que conformarse con eslóganes anticasta, ya que propuestas, lo que se dice propuestas, ni una. ¿Y qué más da? Visto cómo van las encuestas de intención de voto cargar contra el contrario y guardar la ropa parece lo más adecuado.

Tras esta demostración de fuerza, lo que queda meridianamente claro es que Podemos, a pesar de no contar todavía con candidatos oficiales ni en Valencia ni en Alicante, ha venido para quedarse. Muchas han sido las especulaciones sobre el futuro gobierno autonómico que saldrá de la convocatoria a urnas del próximo mes de mayo. Sobre todas, sobrevolaba el fantasma de un tripartido entre socialistas, Compromís y EU. Desde luego, la irrupción de Podemos ha cambiado el panorama.

Ante el triunfo de Syriza, muchos políticos de PP y PSOE se han apresurado a decir que Grecia no es España. Afortunadamente no lo es, pero en ciertas magnitudes como el desempleo ambos países van parejos. Y de la desesperanza y el hastío ante la corrupción surge esta ola que arrasa cuanto toca. Paradójicamente, a las primeras de cambio los izquierdistas helenos han pactado gobierno con la derecha nacionalista griega. ¿Podría darse esta situación en la Comunidad Valenciana? Parece muy improbable, pero como le dijo Quijote a Sancho Panza: «Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras».