política

Un alcoyano en la Alcaldía de Alicante

Miguel Valor será el sexto alcalde democrático de la ciudad. En principio, llega solo para agotar el mandato, pero podría haber cambio de planes

Un alcoyano en la Alcaldía de Alicante juan carlos soler

DAVID MARTÍNEZ

Miguel Valor (Alcoy, 1945) se convertirá hoy en el sexto alcalde de Alicante –si se cuentan los diez días que ha ocupado el cargo Andrés Llorens tras la dimisión de Sonia Castedo– desde las primeras elecciones democráticas. Inspector de seguros con una dilatada trayectoria política a sus espaldas (empezó como concejal en su localidad natal en 1979, en las filas de UCD), la mayor parte de su gestión –excepto un primer acercamiento a la Concejalía de Deportes alcoyana– se ha desarrollado en el ámbito cultural . Una parcela que piensa mantener incluso desde la Alcaldía de Alicante.

En los años ochenta, cuando ya era diputado provincial de Cultura (lo ha sido en dos largas etapas), Valor seguía residiendo en Alcoy, y ya bromeaba –en una época en que los políticos no estaban tan mal vistos como hoy– con sus compañeros del Gimnasio Zeus, en la calle Oliver, con que vivía «del cuento», antes de aclarar que se refería a la política.

No era cierto. Si algo tiene en su haber este alcoyano que desde hoy presidirá el Ayuntamiento de la capital alicantina, es una brillante gestión cultural –redondeada, obviamente, a base de trabajo– tanto en la Diputación (1983-1991 y 1995-2007) como, desde hace dos mandatos, en el Consistorio de Alicante.

Hoy en día, en una época en la que los políticos sí están mal vistos, nadie ha podido oír todavía una mala palabra hacia Miguel Valor de sus compañeros de partido, de la oposición o de sus administrados. Que haya 500 confirmados de la sociedad civil alicantina para asistir a su toma de posesión en un Salón Azul donde se supone que solo caben 300 personas es todo un síntoma.

A pesar de su edad y su experiencia, a nadie que lo conozca escapa que Valor no es un político al uso. Fabra lo eligió para sustituir a Sonia Castedo , entre otros motivos, precisamente porque concita el consenso de todas las sensibilidades del PP. Un activo que ya fue fundamental en 2007 para posibilitar que el entonces presidente provincial del PP Joaquín Ripoll y el candidato a la reelección Luis Díaz Alperi pudieran pactar la composición de la lista municipal –Valor se quedaba de concejal de Cultura con Alperi y Pedro Romero, de «cunero» en Torremanzanas, entraba en la Diputación–.

La segunda cuestión que explica la elección de Valor es estratégica. Se supone que, tras 36 años en política, y con todo hecho, no tiene veleidades y se retirará en mayo para permitir la renovación. Siempre que –por qué no– no se repita una «operación Alperi» como la de 2007, con Valor como candidato para aprovechar el tirón de la Alcaldía y un «número dos» potente al que cederle la vara de mando.

Un alcoyano en la Alcaldía de Alicante

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