PROA A LA MAR
EL DIRECTIVO GLOBAL
Hace unos días tuve la oportunidad de asistir en Sevilla al Congreso Anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos, de cuya Junta Directiva forma parte el Círculo. El lema era «La Globalización del Directivo». Y se habló de economía, de crecimiento, de retos, de innovación, de internacionalización, de sostenibilidad, de competitividad, de tecnología, y lógicamente en este tiempo también de gobernanza.
Pero se habló sobre todo de personas, de liderazgo, de directivos versátiles, flexibles, capaces de motivar, ilusionar y comprometer a sus plantillas en el objetivo común que debe ser la empresa, no tanto por identificar sus objetivos con los del empleado, como por hacer ambos compatibles y conseguir que cada uno apoye el logro del otro.
Directivos, además, globales, con sentimientos y conocimientos cosmopolitas que les permitan entender las diferentes motivaciones que impulsan a sus clientes potenciales en cualquier parte del mundo a utilizar sus productos. Y se habló del talento, del trabajo, de la tenacidad, de la cultura del esfuerzo para avanzar hacia la meta, entendiendo por tanto que el esfuerzo es solo un valor instrumental para alcanzar el valor final que es «lograr» o, lo que es lo mismo, cultura del esfuerzo para alcanzar objetivos, dejando patente una vez más que son las personas las únicas capaces de caminar hacia la meta. Meta que, además, se mueve constantemente haciendo imprescindible gestionar el cambio con modelos nuevos, de manera que el objetivo –como la gestión-, más que un destino es el camino que impulsa a la empresa a avanzar.
Estamos, por tanto, de nuevo en la posición de comprometernos con las personas para que esa incipiente recuperación que vislumbramos empiece a convertirse en un torrente de luz que alumbre un futuro mejor.
Y yo pensaba, mientras seguía el Congreso, en Alicante. Aquí, más que en ningún otro sitio, necesitamos esos directivos globales, flexibles, con mente abierta a un contexto y a un mercado nuevo que es el mundo; que trabajen codo a codo con su gente, que se comprometan con la innovación y con el cliente como rasgos culturales más evidentes de la compañía, y que imaginen un proyecto capaz de arrastrar a toda la empresa en la dirección correcta.
* Javier Fur es presidente del Círculo de Economía de Alicante