EL DESCANSO
ENTRE EL NO Y EL SÍ
«Estábamos terminando la conversación cuando le propuse hacerleuna pregunta: ‘¿Ha cobrado alguna vez pagos en B’»
Se llama Luis María Pizana. Todo ocurrió hace sólo unos días. La conversación versaba sobre el nuevo impulso que, como responsable provincial de Nuevas Generaciones del PP, pretende dar a la agrupación. Tanto antes como después, dejó clara la voluntad de los jóvenes del partido por reclamar el tan necesario cambio y relevo generacional.
Estuvimos poco menos de una hora charlando. En qué punto estaba la formación cuando llegó a la presidencia, qué retos tiene de futuro tiene y cuales son sus proyectos a corto y medio plazo.
Al final de la charla se incorporaron dos amigos, Pedro Luis Nuño de la Rosa y Blas de Peñas. Recuerdo que esa misma mañana, un periódico de tirada nacional, se hacía eco de algunas de las preguntas que formaban parte del cuestionario al que se sometían los candidatos a las alcaldías de la comunidad de Madrid. Estábamos terminando nuestra conversación, cuando le propuse que me dejara hacerle dos de esas preguntas.
«Luis María Pizana, ¿ha cobrado alguna vez un pago en B?», su pregunta fue la esperada. Reconozco que no sorprendió a nadie. «No». Seguidamente, le formulé la segunda. «Luis María Pizana, ¿se lo han propuesto alguna vez?». Aquí, quiero advertir que, personalmente, suponía que volvería a dar la misma respuesta. Nada más lejos de la realidad. «Sí». Hubo un segundo y medio de silencio. Ninguno de los tres dijo nada tras escuchar esa afirmación. En un tiempo en el que cada vez cuesta más encontrar a gente honrada (hasta que no se demuestra lo contrario), tropezar con alguien que no oculta un intento de soborno, sorprende. «¿Por qué no lo denunció?», preguntó rápido Pedro. «Porque nunca hubiera podido demostrarlo. Nos encontrábamos los dos a solas en mi despacho. Hubiera sido mi palabra contra la suya», aseguró. Quise ahondar un poco más. «¿Cómo se produce ese momento?». La tranquilidad con la que su interlocutor se lo propuso demostró que la realidad supera siempre a la ficción. «Quiero trabajar con las áreas que tienes en el Ayuntamiento». ¡Qué gusto da encontrar a gente capaz de decir no donde tantos otros dicen sí!