Un tinto de Méntrida que puede llegar a enamorar
Arrayán Syrah: en la boca, equilibrio y frescura, noble uva que al convertirse en vino trata de la finura
Trato de entender tanta soledad. Tantas pisadas que no dejan huella y me encierran cada vez más. Como vino que pruebas sin final. Trato de entregar un deseo nacido de una uva plantada hace quince años. Uva syrah , esperanza de un tiempo que hoy se convierte en realidad. No era un deseo carnal, sí la ilusión de sentir cómo un viñedo díscolo podría mudar. Y aprehender cómo la barrica por compañía era, sin huella que dejar, una pisada más. Tanta soledad...
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Pretendía la tontería de sentir cómo un vino puede ser compañía. No era tontería. No lo era porque se llama Arrayán Syrah. Tanta melancolía sentía que no era capaz de mostrar su rostro de verdad. En la boca, equilibrio y frescura , noble uva que al convertirse en vino trata de la finura. Sensaciones de fruta roja, y aromas florales, y un toque de especias que ya quisieras en tu piel atrapar. Un rastro de olores que te incitan a beber. Y una copa de un vino que por fin una huella en tu interior dejará. Arrayán Syrah . Así se nombra cuando desaparece la melancolía de un vino que paseaba sin alma y ahora, quizá por su espíritu juvenil, te podría hasta enamorar.