Pequeños hoteles donde la intimidad está asegurada
De playa o de montaña, estos alojamientos están situados en rincones con encanto
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1234Sa Rascassa, Gerona: Tranquilidad garantizada
No tienen más de 10 habitaciones, pero ofrecen todo lo que tiene que tener un gran establecimiento en cuanto a confort y actividades. De playa o de montaña, todos estos pequeños hoteles, situados en rincones tan atractivos de España como la Costa Brava, los Picos de Europa o Mallorca, prometen una estancia inolvidable, pacífica y muy exclusiva.
Sa Rascassa, Gerona
A 50 metros de la cala de Aiguafreda, en Begur, un bosque de pinos protege el hostal Sa Rascassa, un fantástico refugio en Empordá, en plena Costa Brava, para disfrutar de la naturaleza, el Mediterráneo y la gastronomía. Y todo ello, gozando de la paz que proporciona un establecimiento en el que no hay ni bares ni discotecas a tres kilómetros a la redonda y que sólo dispone de cinco habitaciones dobles, tan perfectamente equipadas que no cuentan con teléfono. Tampoco hay necesidad de ir muy lejos, pues el hostal y su entorno permiten todo tipo de actividades culturales (descubrir el patrimonio indiano de la zona, por ejemplo) y deportivas (senderismo, golf, submarinismo…) y garantizan el cuidado del paladar más exigente a través de la cocina de su restaurante, tradicional, sencilla y a base de los ricos productos locales. Aunque la playa no está lejos y las visitas a Palma, 40 minutos en coche, son obligadas, también podemos quedarnos al fresco en la piscina tomando una copa.
Fuente: Guía Repsol
Son de Mar, Asturias: la Toscana en Asturias
Los propietarios del hotel más pequeño de España, el Son de Mar, son unos enamorados de la Toscana italiana y han trasladado ese espíritu a sus dos únicas habitaciones, cuyos nombres son sintomáticos: Azul y Toscana. No más de cuatro huéspedes pueden ocupar esta casona de un intenso color azul situada a 10 kilómetros de Gijón y 18 de Villaviciosa y que posee un inmenso jardín de 6.000 metros cuadrados. Aunque podríamos quedarnos aquí para siempre, el hotel supone además un inmejorable punto de partida para todo tipo de actividades aventureras, desde senderismo a rafting, pasando por la escalada y la espeleología. Si buscamos relax, la playa de la Ñora está ahí mismo.
Salvia, Mallorca: Una mansión para amigos
Enclavado en el centro histórico de la localidad mallorquina de Sóller, el hotel Salvia se autodefine como «una casa para amigos», algo que es muy cierto, siempre y cuando éstos no sean demasiado numerosos, pues el alojamiento ofrece exclusivamente seis suntuosas suites y un penthouse apartment, más espacioso.
Decoradas en estilo tradicional mallorquín, las habitaciones de esta mansión centenaria cuentan con todas las comodidades y, si nos asomamos a las ventanas, el olor de los jazmines y limones del jardín envuelve nuestro olfato mientras la vista se nos pierde contemplando la Sierra de la Tramuntana. Fuera nos espera una terraza con piscina donde se sirven helados y gran variedad de cócteles, para sentirse en la gloria bajo el sol de Mallorca.
Bajo el Cejo, Murcia: Fundido en verde
Unas antiguas casas de carboneros y un molino de agua se han convertido en el pintoresco conjunto arquitectónico que forma la hospedería Bajo el Cejo. Perfectamente fundido en el entorno de Sierra Espuña, que se eleva sobre los valles de los ríos Guadalentín y Pliego, este singular establecimiento cuenta con 10 habitaciones dobles en las que no falta de nada, varias terrazas que hacen las veces de fantásticos miradores, una piscina integrada en el paisaje y con cuatro salones, uno de ellos con chimenea, perfecto para tomarse un respiro después de haber realizado una ruta de senderismo o en bicicleta, actividades a las que animan los escarpados alrededores.