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Arquitectos, pintores y maquinistas en el Teatro de Rojas (1865-1878)
La vida de esta caja mágica comenzaría a cumplir debidamente su cometido desde el sábado 18 de octubre de 1878 hasta la actualidad
Desde el pasado 25 de febrero, dentro de un programa de visitas, es posible adentrase en el Teatro de Rojas de Toledo para ver sus espacios más recónditos como son la maquinaria escénica y el mecanismo que posibilita la elevación del patio de butacas, por cierto, el único que permanece en España intacto y practicable tal y como se ideó meses antes de la inauguración en octubre de 1878 .
Como ya hemos apuntado en otros estudios, el actual teatro proviene de un primer proyecto firmado en 1865 por el entonces arquitecto municipal Luis Antonio Fenech, aunque fue muy reelaborado en 1869 por el nuevo titular de la misma oficina: Ramiro Amador de los Ríos y Fernández de Villalta (1845-1900). En 1872, apenas iniciadas las obras, este técnico dejó la plaza a fin de acudir a Roma -viajando también por Egipto- como pensionado del Estado, para ejercer luego la docencia en la Escuela Superior de Arquitectura. La delineación de los planos del teatro se la encomendó al «joven pintor Ricardo Arredondo» (que contaba con 19 años), constituyendo pues este dato un valor añadido a tales documentos conservados en el Archivo Municipal de Toledo . Hasta la conclusión de las obras la plaza de arquitecto municipal sería ocupada sucesivamente por Jose María Loredo, Adolfo Sáez, Isidoro Delgado y Juan García Ramírez que firmó la última certificación de obras en 1878.
Pero, además de los nombres de los arquitectos, hay otros más relacionados con las tareas de decoración que dieron el deseado toque de distinción del edificio, o con la instalación de los mejores elementos escénicos para llevar a buen puerto cualquier espectáculo de la época y sorprender a los espectadores.
En 1877, cuando la estructura general del teatro estaba realizada, se estudiaba la ornamentación de la sala y la maquinara del escenario, acudiéndose a uno de los mejores técnicos que había en España, el turinés Egidio Piccoli que presentó un plan global que comenzó con un concurso para confeccionar el telón de embocadura. Dicho concurso lo ganó el boceto titulado T oledo y los orígenes del teatro en España , firmado conjuntamente por tres importantes especialistas: Bussato, Bonardi y Vals . En segundo lugar quedó el diseño presentado por el pintor local Á ngel Ludeña y como tercera y cuarta propuestas las ideas de Luis Muriel y Juan Espina respectivamente.
Sobre los ganadores es preciso señalar que el principal activo era el italiano Giorgio Bussato (1836-1916) que ya había elaborado ricas decoraciones para el Teatro Real de Madrid , formando una sociedad con su compatriota Bernardo Bonardi y el catalán Pedro Valls, discípulo del pintor barcelonés y teórico de la escenografía José Planella y Coromina (1804-1890). Desde un activo taller en Madrid realizaron numerosos encargos para varias ciudades españolas, además de Lisboa, la Habana y El Cairo . En el Teatro Rojas de Toledo , Bussato creó la pintura de techo del patio de butacas, realizada sobre un gran bastidor de lienzo colgado desde la armadura de la cubierta con el asunto de Talía y las musas del teatro flotando en el aire entre unas arquitecturas clasicistas, siguiendo la tradición de la bóvedas decorativas barrocas italianas del XVII de Pierto de Cortona, el Baccicio, Andrea Pozo o Luca Giordano, autor éste último de los frescos que cubren la sacristía de la Catedral de Toledo . El programa decorativo del Rojas se completó con los retratos de dramaturgos repartidos en la parte superior de la sala de espectadores y la entrega de varios juegos de decorados, incluyendo bambalinas, bastidores y elementos de atrezo. En 1885 fallecía Pedro Vals, y poco después se disolvía la sociedad. Bussato trabajaría luego con otros pintores como el ya citado Luis Muriel, dejando en el Teatro Campoamor de Oviedo algo similar a lo hecho en el Rojas: las musas en el techo de la sala, una galería de retratos y un telón de boca.
El gran maquinista Egidio Piccoli , vinculado a varios trabajos madrileños en el Teatro Circo, el del Príncipe, el de la Comedia y el Apolo, además de otros en Cádiz, Sevilla y Zaragoza, se aplicó notablemente en Toledo . En 1876 realizó el espléndido equipamiento del foso y contrafoso del Rojas y el singular artilugio a fin de elevar el pavimento del patio de butacas hasta la altura del escenario para propiciar bailes o encuentros sociales. Tal posibilidad ya la poseyeron algunos coliseos europeos, incluso la tuvo, de manera muy tosca, el desaparecido teatro del Buen Retiro de Madrid. En Toledo , Piccoli aplicó un ingenioso mecanismo, aún en uso, movido por dos personas, como también llegó a realizar otros para los teatros Calderón de Valladolid y el Campoamor de Oviedo, ambos ya perdidos.
Como último artista a recordar en este repaso de los que trabajaron en el Rojas aparece el pintor y actor ubetense Juan Espantaleón (1845-1920), autor de algunos proyectos de decorados y de dos escudos de la ciudad, uno elaborado en metal para rematar la fachada principal, y otro -de cartón piedra enyesado- para presidir el arco de embocadura del escenario. Para su ejecución se partió de un vaciado en escayola del emblema situado en el torreón interior del puente de San Martín, tarea que se pagó al escultor Francisco Isidori que trabajaba entonces en la restauración de las yeserías interiores de la Sinagoga del Tránsito.
Concluidas pues las obras, la vida de esta caja mágica comenzaría a cumplir debidamente su cometido desde el sábado 18 de octubre de 1878 hasta la actualidad.