«Cervantes hizo una parodia de un personaje real de su época»
Nuevas teorías sobre la existencia de Don Quijote avalan que fue un personaje real
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La historia es apasionante, más cada vez, según se acerca en el tiempo el IV Centenario de la Publicación de la II Parte de El Quijote, que se conmemorará por todo lo alto en Castilla-La Mancha en 20015, como ya ha anunciado el Gobierno regional. El mundo cervantino está revuelto, emocionado por la efeméride; no hay más que ver los debates, artículos, desmentidos, hipótesis y refutaciones que desde hace unas semanas se asoman a las páginas de los periódicos, entre ellos ABC.
Ahora un nuevo estudio, realizado por el archivero e historiador Francisco Javier Escudero y la arqueóloga Isabel Sánchez Duque ,llega a la asombrosa conclusión de que el inmortal Don Quijote fue una persona real. Toda la hipótesis está basada en pruebas documentales como ordenanzas municipales, privilegios y procesos penales, después de horas y horas de estudio y de revisar una y otra vez legajos del pasado y visitar archivos. Como el Archivo Histórico Nacional, donde Escudero encontró la luz al analizar un documento de 1581.
«Nosotros seguimos los documentos y ellos nos guían. Y nos han llevado a que Cervantes era muy amigo de los Villaseñor, los cuales le contaron las veces que les habían intentado matar por los caminos» de La Mancha, explica el historiador.
Efectivamente, los documentos avalan que la historia central de El Quijote, la de aquel hidalgo manchego que salía por los caminos dispuesto a «desfacer» entuertos vestido de caballero con lanza, celada y adaga, pudo basarse en hechos reales que tuvieron lugar en El Toboso y en Miguel Esteban en el año 1581, cuando los hidalgos Pedro de Villaseñor y Francisco de Acuña se intentaron matar a lanzadas en el camino que comunica ambos pueblos toledanos.
Pero aún hay más. La documentacón describe que estos hidalgos, y las gentes que les acompañaban, iban vestidos de caballeros medievales de una época pasada, tan a pecho se tomaban sus afrentas. El investigador resalta este extremo, y explica que la documentación describe cómo estos hidalgos iban vestidos a diario de esta guisa, tanto en los caminos como por las calles; con cascos, broqueles (escudos redondos), cotas de malla, montantes (espadas) y dagas.
«Cervantes, como desagravio a sus amigos, con venganza, y en apoyo a estos señores, les dedica el libro de El Quijote burlándose de sus enemigos. Lo que nos dice la documentación es que El Quijote era una parodia de gente desfasada, que se visten de caballeros, que en pleno siglo XVII se ponen la armadura y la cota», explica el autor del estudio, quien añade que las similitudes con el personaje de Alonso Quijano son tantas que le han hecho pensar que «cuando Cervantes describe a Don Quijote como hidalgo de lanza en astillero y adarga antigua, está parodiando a una figura real» que existía en la anacrónica Mancha de finales del siglo XVI y que otros autores llaman Caballeros de Cuantía.
Así, la hipótesis parte de la idea de que Cervantes pudo conocer perfectamente este historia a través de los protagonistas, los propios Villaseñor, hidalgos de Quintanar, íntimos amigos suyos; tanto, que decidió dedicarles su última y póstuma novela, «El Persiles y Segismunda», amistad que también pudo influir en que El Quijote situara en la misma época y el mismo entorno geográfico su última obra: El Toboso y El Quintanar.
Es preciso recordar que en «El Persiles y Segismunda» se cita a Juan de Villaseñor y su huida de Quintanar durante 16 años por la persecución de sus enemigos, hechos que también estos investigadores afirman ser ciertos y que pueden partir del intento documentado de asesinato de Diego de Villaseñor en las calles de El Toboso en 1573. «Nos dimos cuenta de que la historia de ‘El Persiles’ era real y de que esta línea de investigación era muy buena porque Cervantes, al citar a los villaseñores, es que los conoce, y está demostrando que esas enemistades, ese destierro, es real. Y no solo es real en ‘El Persiles’, sino que también es real la historia de El Quijote», dice el investigador.
El documento que ha dado luz a estos estudios dice: «El dicho Pedro de Villaseñor, huyendo hacia la villa de El Toboso, había topado con Francisco de Acuña, procurador síndico de El Toboso, que le había querido matar con un montante y con una lanza». El lector puede imaginar leyendo estos párrafos de 1581 la figura de Don Qujote de la Mancha buscando pendencia, armado de caballero, por la lejana llanura. Qué sino una burla de los enemigos de los amigos de Cervantes, a los que el «Príncipe de los Ingenios» quiso ridiculizar con una parodia que se convirtió en la obra literaria más famosa de todos los tiempos.
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