ENTREVISTA

«Nunca, en la vida, he recibido presiones para ser juez y parte»

Entrevista con Manuel Gutiérrez Sánchez-Caro, presidente de la Audiencia de Toledo

«Nunca, en la vida, he recibido presiones para ser juez y parte» ana pérez herrera

MANUEL MORENO

Con 39 años en la carrera judicial, ha sido reelegido para su tercer mandato como máximo responsable de este órgano colegiado

La entrevista al presidente de la Audiencia Provincial de Toledo, Manuel Gutiérrez Sánchez-Caro (Santa Olalla, 1947), debe realizarse en otro despacho porque en el suyo hay deliberaciones de los magistrados. Gutiérrez, quien ingresó en la carrera judicial en 1976, acaba de ser reelegido por unanimidad para continuar en el cargo, que ocupa desde 2004.

—Usted se jubilará dentro de dos años siendo presidente de la Audiencia de Toledo. ¿Es un deseo hecho realidad?

—Es un deseo que surge porque me nombraron presidente con una cierta edad y la suma de los mandatos, que son de cinco años cada uno, llevaba necesariamente a la posibilidad de que me jubilara como presidente. Y eso, lógicamente, se va a producir porque me han renovado en el cargo. Dentro de este último periodo me voy a jubilar en cualquier caso.

—¿Le han contado sus compañeros por qué quieren que usted continúe después de once años?

—Lógicamente, mis compañeros están conformes, por decirlo de alguna manera, con que yo esté aquí, ya que ninguno se ha opuesto. Y he podido hacerlo presentando su candidatura. Cuestión que desde luego yo agradezco. No hay enemigo, entre comillas, más peligroso que el que está en casa, porque conoce el funcionamiento de la Audiencia lo mismo que tú.

—Desde que llegó al cargo, ¿qué ha cambiado en «su» audiencia?

—Las audiencias son muy conservadoras en el trabajo; lo que cambia es la naturaleza del asunto, vamos resolviendo cuestiones distintas, cambia que la carga de trabajo ha aumentado muchísimo. Sin embargo, no ha aumentado en la misma proporción el número de magistrados. La Audiencia de Toledo tiene una entrada para nueve magistrados. La entrada es el número de asuntos que llegan en relación con el número de asuntos que puede asumir un magistrado. Ahora, por fin, somos ocho a partir del 30 de abril. La Sección Primera tuvo el cuarto magistrado en 2007 y, desde entonces, hemos estado luchando ininterrumpidamente para que concedieran el cuarto magistrado a la Sección Segunda. Lógicamente, que una sección haya tenido cuatro magistrados y la otra tres ha supuesto que la carga de trabajo y los asuntos pendientes sean distintos. Hay una desproporción importante entre una sección y otra, aunque los dos últimos años se haya llevado a efecto una medida de refuerzo en la Sección Segunda.

—¿No ha pensado alguna vez que parece que predican en el desierto cuando piden mejoras?

—Hombre, pensarlo alguna vez no, porque no me he planteado la cuestión. Eso es un problema de los Presupuestos Generales del Estado. Lo que sí sé es que nosotros siempre vamos a remolque. Si tuviéramos medios tanto personales como materiales, si tuviéramos una informática en condiciones, si tuviéramos, tuviéramos, tuviéramos, esto funcionaría mucho mejor. Esto sí que lo he pensado muchas veces, y lo he defendido. Uno de los remedios de la administración de Justicia es dotarla de medios personales y materiales.

—En España, ¿un imputado es un apestado?

—La Ley de Enjuiciamiento Criminal distingue entre distintas clases de personas que tienen relación con el proceso: el inculpado, el imputado, el procesado, el acusado y el condenado. Hasta que no hay un condenado en sentencia firme, no hay un delincuente firme, dicho entre comillas; no hay persona condenada por un delito. Entonces, todas las situaciones son situaciones intermedias que se van agravando. Fuera del inculpado en el juicio de faltas, y que va a desaparecer a partir del 1 de julio, imputado, procesado y acusado son circunstancias de agravación. Imputado es la persona a la que el juez entiende que se le va a poder considerar como responsable de un delito. Y así se le informa de que tiene los derechos que le concede la ley. Pero no quiere decir nada más que eso. Cuando la imputación se transforma en acusación, hemos subido un peldaño más.

—¿Le parece más apropiada la palabra «investigado»?

—Son acepciones procesionales, acepciones un tanto lingüísticas de acomodación del hecho a las circunstancias. Mi obligación procesal es interpretar y aplicar las leyes. Llámele imputado, investigado, llámele como le llame, tiene un contenido procesal y a él me atendré.

—¿Ha recibido presiones para ser juez y parte en algún asunto?

—No, nunca, en la vida. Creo que he sido recusado una o dos veces en casi 40 años de ejercicio profesional y las dos no fueron admitidas. Abstenerme alguna vez porque me haya tocado juzgar a algún amigo o algún pariente, por supuesto. Esto es una cosa que está prevista en la ley.

—¿Inhabilita moralmente a un juez ser amigo de una parte en un juicio para emitir un veredicto justo a favor de esa persona? ¿O la profesionalidad está por encima de eso?

—En España, la palabra amigo es una expresión muy ligera. Cuando un juez, por relaciones de amistad aunque no sean de estricta amistad íntima que se regulan en la ley, piensa que está contaminado, es decir, su criterio se podría haber mediatizado por esa amistad, debe apartarse del procedimiento. Y de hecho nos apartamos, no pasa nada. La abstención es voluntaria. Esto es, yo creo que puedo estar contaminado, me abstengo. La parte cree que yo como juez estoy contaminado pues, si no me abstengo, me recusa. Cosa distinta es que yo deba estar y hay que esperar a que se resuelva la recusación.

—¿Ha metido a un amigo en la cárcel?

—Nunca.

—¿Qué siente cuando un órgano superior revoca una sentencia suya?

—¡Uy!, ha ocurrido muchas veces. No sientes nada. Vamos a ver: el Derecho es criterio. Cada uno aplica las normas jurídicas según su leal saber y entender, siempre, claro, basándose en la norma y la jurisprudencia. Las interpretaciones son muchas, lo único que ocurre es que, uno con los años, hay veces en que las revocaciones duelen o no duelen y te convencen o no te convencen. Que la sentencia la ponga un órgano superior, en mi caso el Tribunal Supremo, no significa que el Tribunal Supremo sea infalible. No tiene por qué convencerme lo que haga. Normalmente, te convence, pero no tiene por qué.

—Pasemos a la sala. ¿A qué se debe su carácter tan serio y frío durante los juicios?

—La sala en un juicio es una cosa peculiar. Un juicio debe ser muy formal. Tiene que ser, cómo le diría yo, un acto solemne. Estamos juzgando si una persona ha cometido un delito o no. La seriedad que tú tienes debes transmitirla al público. El juez, en su función, debe estar rodeado de una serie de garantías; entre ellas, está la posibilidad de poder guardar atención a lo que está ocurriendo. En la sala, la ley establece la dirección del proceso al presidente de la Audiencia, la policía de estrados que se llama. Y eso se hace comportándose uno con seriedad y siempre de la misma manera. Hay una serie de cosas que no se pueden admitir y no se admiten. Hay días que yo no presido, porque yo también descanso, y entra el magistrado más antiguo, que es don Emilio, y actúa exactamente igual que yo.

—Si alguien le observa en un juicio, da la impresión de que, debido a su experiencia, usted está de vuelta cuando otras partes todavía van.

—Eso ocurre mucho porque la experiencia es un grado. Con el abogado defensor los tribunales somos muchos más tolerantes, pero eso no se lo decimos casi nunca al acusado para que se defienda de la mejor manera que pueda. ¿Por qué hacemos eso? Porque los juicios no pueden ser interminables. La atención de las personas, entre las que nos encontramos los magistrados, es limitada. Una sesión no puede durar más de tres o cuatro horas. Si no, se suspende y se vuelve a señalar. Hay que estar descansado.

—Sea sincero, ¿se ha quedado alguna vez transpuesto en un juicio o siempre que cierra los ojos es para concentrarse?

—Supongo que sí me he quedado transpuesto en algún juicio. Recuerdo una vez en Madrid que di un cabezazo. No estaba en un juicio penal, sino que estaba en una comisión de servicio en el despacho del presidente de la Sección Segunda. Ocurrió después de comer y en el mes de julio. ¡Para qué vamos a hablar más! Me metió un codazo el de al lado de agárrate y no te menees, y sanseacabó. Sí que ocurre, por qué no, somos seres humanos.

—Posiblemente, algún compañero suyo dirá que nunca le ha pasado.

—Vamos a ver. ¿Nunca ha cometido usted una infracción de tráfico? Sííí. Si dice que no, miente.

—Ya en 1998 tuvo que ir a los juzgados de Illescas a echar una mano por la carga de trabajo. ¿Sabe si ya se ha conseguido enmendar esa situación 17 años después?

—Entonces había tres juzgados, ahora hay seis. Entonces la carga de trabajo de esos juzgados era inferior a la actual, y ya entonces esa carga de trabajo era importante, porque había menos jueces para resolver. Yo no hacía nada más que poner sentencias, era mi misión; iba todas las semanas, me traía cuatro sentencias, volvía a la semana siguiente y devolvía cuatro sentencias puestas. Así estuve durante un año. Por cierto, conservo esas sentencias.

—Se cumplen 20 años de la instauración, de nuevo, del Tribunal del Jurado en España. ¿Satisfecho con esta fórmula?

—Hay cosas que se pueden mejorar, pero son las menos. El jurado ha dado un resultado importante desde el punto de vista de lo que interesa a la gente. Es decir, los ciudadanos están juzgando bien. Hay que tener en cuenta que se están enfrentado a cuestiones no solo de hechos, sino también jurídicas. El jurado español valora la concurrencia de circunstancias modificativas. Muchas veces con connotaciones psicológicas, como por ejemplo si existe una enajenación mental, si es plena, si no es plena, si es una simple atenuante. Yo llevo celebrados cerca de 30 jurados y no tengo la impresión de que me haya defraudado ningún jurado. De verdad. Y han sido muy variopintos. He visto, sobre todo, sentido común. Sus miembros muy asustados al empezar el juicio. Me acuerdo de los primeros jurados que tuve, que los veía tomar nota en el momento en que no hacía falta. Y yo me preguntaba qué estarían apuntando. Y, sin embargo, cuando el jurado delibera te das cuenta de que hacen lo que hubieras hecho tú. Se pueden equivocar en cosas técnicas, pero es que no están preparados para las cosas técnicas.

—¿Qué causas judiciales le tocan la fibra sensible?

—Todas. El que acude a un tribunal de justicia lo hace porque necesita una respuesta a una pretensión, a una petición sobre un problema que tiene. Todos los ciudadanos tienen derecho a que nosotros les dediquemos nuestro tiempo con la misma intensidad. Dentro de esta exposición general, en el Derecho Penal me importan muchísimo las causas con menores. Su protección, el anonimato en el que debe quedar el menor, conjugándose con que el tribunal tiene que ver al menor y tiene que darse cuenta de cómo, por qué, cuándo y de qué forma dice las cosas.

—¿Se considera usted mejor jurista que profesor, o viceversa?

—No, no, yo soy profesor accidental. Soy profesor como consecuencia de ser jurista. Si no fuera jurista, no sería profesor. Acudir a las aulas ha sido a petición de la Universidad de Castilla-La Mancha y de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Toledo. Lo he hecho gustoso. En la universidad ya no doy clases y sigo dando clases en el colegio de abogados porque ellos quieren, no por otro motivo.

—¿A qué dedicará el tiempo libre cuando se jubile? ¿Ha dejado algo aparcado para hacer durante esa etapa?

—Uhhh, siempre hay cosas. La tercera edad también tiene que estar llena de alegría y de momentos buenos. Tengo mis aficiones. Leeré mucho más de lo que leo ahora, que es muy poco. Saldré al campo mucho más en el más amplio sentido de la palabra. Viajaré más de lo que viajo, si puedo conducir, claro. Me dedicaré a vivir. Pero siempre hay que buscarse una ocupación. A lo mejor escribo, no sé. Algo tendré que hacer para no aburrirme. Quedarme quieto, desde luego no.

«Nunca, en la vida, he recibido presiones para ser juez y parte»

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación