TRAGEDIA EN EL MAR
«La guadaña del mar salió y se llevó la alegría del reencuentro con Hugo»
La madre del pequeño acudió al hospital en el que ingresó su pareja por «un accidente». Del paradero de su hijo se enteró por la prensa
Varios vecinos previnieron del peligro a la familia del bebé muerto en Navia, que cometió una fatal imprudencia
A cientos de kilómetros, el sonido del fuerte oleaje trasciende el teléfono móvil del alcalde de Navia, Ignacio García Palacios . Lleva nueve años en el Consistorio y se enfrenta, como cualquier otro vecino, a la peor tragedia que ha visto en una zona ya de por sí acostumbrada a que «de repente, salga la guadaña del fondo del mar y se lleve una vida». Pero esta vez las circunstancias no pueden ser más dramáticas: la vida engullida por el Cantábrico es la de un bebé de solo 20 meses, Hugo B. Á. , que se encontraba en brazos de su abuelo al que acababa de conocer y una gigantesca ola, en un momento de suma imprudencia, se lo arrebató para siempre.
El mar había devuelto, al cierre de esta edición, una única prenda de Hugo, la chaqueta verde con la que el niño jugaba pocas horas antes en la residencia familiar de El Espín (en el concejo o municipio asturiano de Coaña), a 7 kilómetros del lugar de la desgracia , la playa de arena oscura de Frejulfe. Padre y abuelo, ambos de nombre Hugo Álvarez, se fueron a dar un paseo con el mar embravecido. «Había unas olas de nueve metros. Hoy es peor y por eso la búsqueda del pequeño está siendo tan complicada, porque hay olas de hasta once metros», comenta el regidor.
Es un espectáculo tan peligroso que, cuando atravesaban un estrecho pasillo de arena que dibuja el mar cerca de las rocas, varios vecinos les alertaron del embate de las olas, que golpeó a los tres. Los adultos hicieron pie. El hijo ayudó al anciano a salir de la orilla, y al pequeño lo intentó en dos ocasiones. Pero la fuerza del mar era eterna. La visibilidad, nula. «Hay muchas corrientes enfrentadas y la resaca es muy fuerte», señalan varios vecinos que acompañan el intenso dispositivo de medios aéreos, marítimos y terrestres que han buscado sin descanso desde el pasado lunes al niño.
Llamamiento a la prudencia
El regidor naviego se lamenta de una tragedia que ha hundido a la zona en el desconsuelo: Hugo, el padre del pequeño, volvió a su localidad natal de El Espín este enero. Hacía siete años que se había marchado a Perú en busca de un empleo. Lo consiguió, y también una pareja, con la que hizo realidad su sueño de ser padre. Hace pocas semanas retornaron los tres, cuando Hugo se quedó en paro , para rehacer su vida junto a los abuelos paternos. «Vino para intentar conseguir aquí un empleo y para que sus padres conocieran al pequeño», que ya había comenzado a andar y musitaba unas pocas palabras, así que «estaban todos locos de alegría por el reencuentro», comenta García.
El concejal de Seguridad de Navia, Marino Fernández , estaba presente en el arenal a las 17.20 horas de la tarde del lunes. Alertó a la familia, junto a otros vecinos que daban un paseo, de que el mar estaba más rabioso que otras veces. « Los alcaldes del Cantábrico estamos obsesionados. Hay quien arriesga mucho, la gente es imprudente con tal de sacar una "superfoto"», advierte el regidor de 69 años. No se cansa de repetir las recomendaciones porque, asegura, asiste atónito a cómo se ignoran las señales que aperciben del riesgo y de los que está sembrada Frejulfe. Además, la playa de arena oscura cuenta con alternativas para pasar de un lado a otro sin hacerlo por el arenal. «El lunes , las olas coincidieron con unos coeficientes de marea muy elevados y el impacto fue evidente. Todo el pueblo está destrozado. El padre del bebé continúa en el hospital, ingresado con un cuadro de ansiedad y tras tragar mucha agua». A la madre, peruana, le dijeron que su pareja había tenido un accidente. Del paradero de su hijo se enteró por la prensa.
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