Oficios sin abrigo en las olas de calor
Numerosas profesiones se ven obligadas a soportar las altas temperaturas en verano y trabajar al aire libre
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Marcos Rial, albañil: «Lo peor es el calor que dan las protecciones, como el casco»
Marcos tiene 33 años y se dedica al mundo de la construcción. Con más de 15 años de experiencia a sus espaldas, sabe bien lo que es un verano al sol. Lo peor, explica en plena ola de calor en la Comunidad gallega, «son las protecciones que llevamos». «El casco y los guantes dan mucho calor y son díficiles de soportar a más de 30 grados», aclara.
En el caso de profesiones como la de este joven pontevedrés —que en este momento trabaja en la canalización del ADSL— a la temperatura exterior se suma el calor que emiten las máquinas que utilizan y que puede llegar a elevar varios grados el mercurio. Además, el horario estival es el mismo que el del resto del año. Botella de agua en mano, Marcos echa mano del sentido del humor y reconoce que siempre es mejor trabajar con calor que estar en una zanja un día de lluvia. «En mi caso prefiero el calor al agua y el frío , que son condiciones muy duras a la hora de estar todo el día en la calle», incide. Informa P. Abet desde Santiago.
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Jaswant-Singh, espetero: «El fundador del chiringuito acabó ciego; el fuego le quemó las pupilas»
Jaswant-Singh, conocido como Luis, llegó hace doce años a España desde la India. En La Cala de Mijas (Málaga) encontró a Andrés Arroyo, que hacía espeto de sardinas en su chiringuito y de quien Luis aprendió a elaborarlos, haciendo de este su oficio.
En su puesto no faltan el agua para estar siempre hidratado y un ventilador para sobrellevar los más de 50ºC junto al fuego. «Siempre usamos gafas para proteger los ojos. De día las tengo oscuras por el sol, pero de noche tengo unas blancas porque con el tiempo se me pueden quemar las pupilas», remarca. Asegura que los dueños del chiringuito compran estas gafas porque saben de los peligros que conlleva hacer espetos. El fundador, Andrés Arroyo, acabó sus días ciego porque el oficio le quemó las pupilas , informa J. J. Madueño desde Málada.
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Luis Gómez, agricultor: «Tuvimos que parar de trabajar a las once para que no nos diera algo»
«En verano no tenemos tanto trabajo porque los cultivos hortícolas bajan por el calor, y los cítricos, limones y naranjos, aún no han arrancado», explica Luis, un agricultor de La Murada (Orihuela, en Alicante) que conoce bien lo que es trabajar bajo una sensación de más de 35 grados. « Me organizo el horario para estar las horas que menos calor hace». Para evadir las altas temperaturas, Luis comienza su jornada «a las seis o seis y media de la mañana, en cuanto hay suficiente luz para ver lo que estás haciendo –señala–, e intentamos parar a las 14.00 horas como muy tarde , antes de que el sol de la tarde apriete». Este agricultor ajusta sus horas de trabajo para evitar sustos como el del año pasado, cuando una ola de calor les obligó a dejar su puesto a las 11 horas. «Para que no nos diera algo», recuerda. Informa David Martínez desde Valencia .
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Jorge Hernández, socorrista: «Sufrimos 40 grados o más durante toda la jornada»
Jorge es socorrista desde los 16 años y asegura que su profesión es una de las más duras por los «40 grados o más» que soporta durante toda la jornada. Y aunque trabaje en una piscina, donde los bañistas combaten el calor, Jorge aclara que, aunque «en una piscina pública no puedes bañarte» , escapa de las altas temperaturas gracias «a la ducha». «Nos movemos continuamente. Tienes que bañarte cada 20-30 minutos más o menos», y aconseja beber «tres litros de agua al dia». El peor momento del día es de «15.00 a 17.00 horas», cuando el calor alcanza su máxima temperatura, ante lo que se debe «buscar la sombra, agua fría y estar mojado», advierte. Informa María Toro , desde Madrid.