José Francisco Serrano Oceja
Católicos y política
La asignatura pendiente ahora es una reflexión sobre los católicos y el populismo ante las tendencias que pretenden una concepción unilateral del catolicismo social escorado hacia modelos caducos de la izquierda
Si hay una lección clara en la historia de la Iglesia es que, en los momentos de crisis, los cristianos han asumido, más o menos acertadamente, la misión de ofrecer una respuesta adecuada a los problemas, la responsabilidad, la forma. A cada tiempo, por tanto, le corresponde articular cómo la presencia cristiana contribuye al progreso de lo humano. En este sentido, el papado contemporáneo ha sido clave en cuanto indicador de prioridades, apuntador de incidencias e incluso sugeridor de formulaciones.
En estos días pasados se ha publicado un libro básico para la conciencia cristiana. Un trabajo distinto al que nos tienen acostumbrados los estudios de usar y tirar tanto en el ámbito de la teología como de la práctica pastoral. El joven historiador laico, enfangado ahora en los procelosos mundos de la política, Pablo Hispán Iglesias de Ussel se ha atrevido a afrontar intelectualmente un período clave de nuestra reciente historia europea, el que transcurre entre 1919 y 1945. Por cierto, trabajo de referencia para sacar partido al reciente discurso del Papa Francisco a los líderes europeos . Pablo Hispán ha articulado, con rigor metodológico, una propuesta de fondo en un volumen de seiscientas páginas, editado por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Su título, «Los católicos entre la democracia y los totalitarismos. Política y religión 1919-1945». Un volumen del que se pueden sacar no pocas conclusiones para las relaciones entre religión y política en España hoy.
Las crisis que asoló Europa en ese período condicionó de forma decisiva la posición de los católicos en la esfera pública . La asignatura pendiente ahora, entre otras, es una reflexión sobre los católicos y el populismo ante las tendencias que pretenden una concepción unilateral del catolicismo social escorado hacia modelos caducos de la izquierda. Los católicos europeos, en el período de entreguerras, asumieron que de la fe no se sustraía una única forma política. Aceptaron que la convivencia plural no es indiferentismo y que la unidad de la sociedad a través de la acción del Estado es el objetivo de la acción política. ¿Y ahora? ¿Dónde están los católicos en la política? ¿Qué piensan?