El corazón de la ciencia española
Al CNIO ya le salen las cuentas
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas cierra 2014 con un saldo positivo de casi medio millón de euros frente a los cinco millones de pérdidas de 2012
El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) respira. Uno de los mejores centros internacionales dedicados a la investigación del cáncer deja atrás su particular crisis económica y levanta el vuelo. El Patronato del CNIO, en el que participa el Ministerio de Economía, acaba de aprobar el cierre de cuentas de 2014 con un saldo positivo de 473.000 euros frente a los cinco millones de pérdidas que acumulaba en 2012. Ese fue el año horribilis para uno de los centros estratégicos de la ciencia española. El Ministerio de Economía puso en marcha un plan de viabilidad para equilibrar sus maltrechas cuentas y tutelar su gestión, se adelgazó la plantilla y la nueva directora María Blasco tuvo que reinventar un centro , concebido a la medida de Mariano Barbacid, el científico que ocupó la dirección desde su fundación en 1998.
«Ahora las cuentas están saneadas . El centro ahorra y genera riqueza. Creo que se respira ilusión y tranquilidad. Nuestra principal tensión económica es el crédito de 40 millones de euros (que firmó la antigua dirección) y nos obliga a devolver cuatro millones de euros anuales», explica a ABC la directora del CNIO, María Blasco.
El reto en estos años convulsos ha sido mantener la institución en la élite de la investigación, con menos personal y sin perder la capacidad para atraer talento extranjero. «Lo hemos conseguido tras unos años difíciles. Seguimos publicando en las revistas científicas top y la mitad de nuestros investigadores post doctorales no son españoles y eligen el CNIO para especializarse», apunta Blasco.
La precaria situación económica del centro sí pasó factura a la producción científica de sus investigadores o, al menos, coincidió con un descenso en 2012 cuando acababa de producirse el relevo en la dirección. Pero 2014 ha sido un buen año para el centro. Los números rojos han quedado atrás, uno de sus trabajos científicos–la reprogramación de células madre dentro del propio organismo– fue elegido c omo uno de los mejores del año por la revista «Nature» , una de las biblias de la ciencia, y la institución firmó suculentos acuerdos económicos con farmacéuticas para el desarrollo de medicamentos. Uno de ellos, con la compañía Merck, permitirá fabricar un fármaco basado en una nueva diana contra el cáncer. Este hallazgo ya ha reportado 900.000 euros, pero si se sigue avanzando en su desarrollo hasta llegar a su comercialización los beneficios irán engrosándose.
Cambio de filosofía
Parte de este éxito está detrás de un cambio de filosofía . La institución, pensada en origen como un centro de investigación básica, busca ahora más que nunca que sus hallazgos sean rentables y que sus progresos lleguen a los enfermos . No es un hospital, pero por primera vez hay oncólogos encargados de poner en marcha ensayos clínicos y probar nuevas terapias en los pacientes. Toda la maquinaria está preparada para que los avances no se queden en el laboratorio ni encerrados en revistas científicas. En este sentido, «el CNIO es único en el mundo», asegura María Blasco.
El motor del centro
El motor de esta maquinaria está en el departamento de Oncología Molecular, el mayor de toda la institución. Aquí se buscan nuevas dianas para tratar el cáncer , aunque en el camino también se avanza en el tratamiento de otras enfermedades tan diferentes como la obesidad, las enfermedades cardiovasculares o la fibrosis pulmonar. Y el envejecimiento, uno de los proyectos prioritarios de la industria farmacéutica.
Si se frena el deterioro en el organismo producido por el paso del tiempo, se daría un golpe certero al cáncer . Existen los tumores infantiles, pero el grueso de la incidencia del cáncer comienza con el envejecimiento, a partir de los cuarenta o cincuenta años.
El CNIO se está volcando en estos últimos dos años en el programa de terapias experimentales , para que las ideas más prometedoras de la investigación básica se puedan materializar en nuevos medicamentos y conseguir financiación de la industria farmacéutica. Se tarda una media de veinte años en desarrollar un fármaco y el centro español ha creado este programa para acelerar la fase inicial del desarrollo y poner en bandeja nuevos fármacos a la industria.
A la búsqueda de dianas contra el cáncer
Manuel Serrano dirige el Programa de Oncología Molecular. En él trabajan un centenar de investigadores básicos, entre ellos, los pesos pesados María Blasco, Mariano Barbacid o Fernández-Capetillo, buscando las debilidades del cáncer . Sus últimos éxitos son un inhibidor de la ATR que podría ser útil en leucemias y linfomas y una nueva molécula contra el melanoma, el cáncer de piel más peligroso. Investigan el origen, causa y tratamiento de los tumores. «Pero en el camino nos encontramos cosas que nos permiten avanzar en otras enfermedades», cuenta Serrano. Su grupo, por ejemplo, ha encontrado una vía que permitiría combatir la obesidad, la diabetes y el envejecimiento.
El puente con la industria farmacéutica
El programa de terapias experimentales, que dirige Joaquín Pastor, se encarga de materializar las ideas que surgen en los laboratorios del CNIO y de otros centros de investigación. Es el encargado de rentabilizar la inversión. «Somos el puente entre la investigación básica y la industria farmacéutica. Entendemos los dos mundos y los conectamos». Una vez que se ha identificado una nueva diana, su trabajo consiste en desarrollar precursores de fármacos que se puedan probar en modelos animales para ver si funcionan. Puede tardarse dos años en conseguir un producto que se pueda administrar oralmente. Después, si interesa a una compañía farmacéutica, ella es la que se encarga de mejorar el medicamento.
La investigación con enfermos reales
El CNIO no es un hospital, pero empieza a tener pacientes. La institución ha extendido su programa de ensayos clínicos para probar terapias con enfermos reales y ya funciona en nueve hospitales, con el oncólogo Manuel Hidalgo al frente. «Faltaba investigación clínica precoz» , dice Hidalgo. «Hay hospitales que aún no creen en el valor que podamos aportar, sin embargo, la red nos haría supercompetitivos a nivel internacional». El próximo en incorporarse será el Clínico de Madrid. El CNIO ha puesto en marcha una nueva estrategia de medicina personalizada en la que cada enfermo tiene su «avatar» animal. Solo se le administran tratamientos que antes funcionaron en el ratón.
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