El Papa comenta a los alcaldes de grandes ciudades que «la ecología es total, es humana»
Se reunieron en el Vaticano para luchar contra el calentamiento global y el trabajo esclavo
El esfuerzo del Papa Francisco por el reequilibrio ecológico del paneta incluyó el martes un encuentro con sesenta alcaldes de grandes ciudades de todo el mundo, incluida Madrid, reunidos en el Vaticano para hacer frente a dos problemas graves: el calentamiento global y el trabajo esclavo.
El Santo Padre les felicitó por su trabajo, «pues hay que dar soluciones desde la periferia », y les hizo notar que «el cuidado del medio ambiente no es sólo una actitud ‘verde’; es mucho más. El cuidado del ambiente es una actitud de ecología humana . No podemos decir: ‘el medio ambiente está aquí, la persona está allá’. La ecología es total, es humana».
El Papa comentó que su reciente encíclica « Laudato si » («Alabado seas») sobre cuidado de la naturaleza «no es una encíclica ‘verde’, sino una encíclica social. El cuidado del medio ambiente es una actitud social, que nos socializa en un sentido o en otro».
A lo largo de la jornada había llamado la atención el esfuerzo de algunas ciudades que son modelo para la humanidad puesto que las grandes áreas metropolitanas son responsables de tres cuartas partes de las emisiones de gases que provocan el «efecto invernadero» y el calentamiento global.
El alcalde de Nueva York , Bill de Blasio, explicó que la «Gran Manzana» reducirá sus emisiones un 40 % de aquí al 2030. El de San Francisco , Edwin Lee, comentó que dentro de un año toda la flota de autobuses y camiones de la ciudad funcionará exclusivamente con energías renovables.
Los sesenta alcaldes aplaudieron con entusiasmo al veterano gobernador de California , Jerry Brown, quien puso el dedo en la llega al denunciar los intereses económicos –fundamentalmente las empresas petroleras y carboneras, así como los políticos y «think tanks» financiados por ellas– que niegan el calentamiento global, engañando a la opinión pública sin importarles el daño irreparable que se está causando al planeta.
También hubo aplausos para el regidor de Estocolmo , Karin Wanngard, cuya ciudad no sólo utiliza energía renovable en el 75 % del transporte sino que aspira a ser «completamente libre de combustibles fósiles» en 2040.
Eran algunos de los alcaldes «de primera», que tomarán la palabra el miércoles con intervenciones amplias en el congreso sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que Naciones Unidas establecerá este otoño.
El drama de la prostitución
En la sesión del martes, las intervenciones fueron muy cortas y la mayor parte de los alcaldes, como la madrileña Manuela Carmena , no pudieron saludar al Papa. La alcaldesa de la capital prestó más atención al otro tema del día, el trabajo esclavo, centrándose en la prostitución, cuya amplitud no es culpa de las víctimas sino de los clientes.
El encuentro de los alcaldes contó con el testimonio de dos víctimas del trabajo esclavo en condiciones inhumanas. Karla Jacinto , una joven mexicana de 23 años que ahora es libre y madre de dos hijas, pasó de los 12 a los 16 años en la prostitución forzada «donde me prostituía con más de treinta hombres diarios», casi cuarenta mil durante el tiempo que duró su pesadilla.
A su vez, Ana Laura Peres Jaimes , también mexicana, mostró fotografías de algunas de las 600 cicatrices que lleva en su cuerpo desde que fue esclava en un taller de planchado de ropa, donde estaba encadenada: «me obligaban a planchar veinte horas al día y tenía que hacer mis necesidades en bolsas de plástico».
El Papa Francisco lleva más de dos años promoviendo una movilización internacional para poner fin al trabajo esclavo, que explota a más de treinta millones de personas y genera negocios por valor de 150.000 millones de dólares anuales.
Además de la prostitución forzada , el Papa mencionó el trabajo esclavo en las minas, especialmente el lavado y manipulación de minerales tóxicos, que acaban con la salud de las víctimas.
Se refirió también al aumento en la emigración causada por el cambio climático, que afecta sobre todo a las personas más pobres en los países pobres, a la deforestación y al problema del desempleo juvenil, «que en algunos países europeos supera el 40 por ciento», con el consiguiente peligro de caer en adicciones, suicidio, delincuencia o terrorismo.
El Papa, que habló en español y prácticamente sin papeles, se despidió de los alcaldes compartiendo una reflexión sobre el Génesis y el mundo actual: «Pido a Dios que nos ayude a tomar conciencia del problema que estamos provocando al no cuidar la ecología humana, al no tener una conciencia ecológica como la que nos fue dada al principio».
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