asamblea plenaria
Blázquez recuerda que la corrupción demuestra que «la crisis económica arrasta en el fondo una crisis ética»
Reclama «programas que vayan más allá de la preservación de las fronteras» ante la tragedia de la inmigración
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez, inauguró este lunes la Asamblea Plenaria invitando a los obispos a mantener un minuto de silencio por el naufragio de un pesquero que podría haber causado la muerte de más de 900 inmigrantes a 70 km. de las costas de Libia y a 170 de Lampedusa este fin de semana.
Durante su discurso inaugural, el prelado recordó que la inmigración procedente de África es "otro de los dramas humanitarios contemporáneos" ante el cual "no se puede ser indiferentes". Siguiendo el llamamiento del Papa Francisco, durante el rezo del Regina Coeli el pasado domingo, el cardenal reclamó "programas que vayan más allá de la preservación de las fronteras" y urgió a la propia Iglesia "a colaborar aún más con otras iniciativas de la sociedad civil y del Estado".
El cardenal también dedicó buena parte de su mensaje de bienvenida a los obispos a otro de los temas que más preocupan al Santo Padre: la persecución de los cristianos. "La dureza de la persecución ha herido no solo a cristianos de las diversas confesiones, sino también a fieles de otras religiones. Defendiendo a todos el Papa ha levantado su voz y le ha mostrado su proximidad en la oración, con el afecto y el apoyo social y económico. Nos adherimos al Papa en todas sus manifestaciones", aseguró Blázquez.
Ante el "sufrimiento olvidado que atenta cruelmente contra la vida y la libertad religiosa de numerosas poblaciones", el cardenal se comprometió a promover "una mayor sensibilidad y atención" entre la opinión pública y los ciudadanos. Para aliviar "los desmanes" que sufren muchos cristianos perseguidos que se ven obligados a abandonar sus hogares o incluso pagan con la propia vida o la prisión sus convicciones religiosas, el cardenal pidió, además de la oración, "una mayor ayuda material". Dando el ejemplo, la propia Conferencia Episcopal destinará 250.000 euros a los cristianos perseguidos de Siria e Irak.
«No es contrincante político»
En clave más interna, el arzobispo de Valladolid aprovechó su primer discurso como cardenal ante la Asamblea Plenaria para hacer un repaso a la situación social de España y las consecuencias que la crisis ha dejado en la sociedad. En este sentido, el cardenal recordó que pese a que "son innegables los signos de recuperación", todavía la crisis "afecta a las capas sociales más desfavorecidas" debido al inmenso número de desempleados.
Preparando el terreno ante la posible aprobación durante esta reunión de los obispos del documento "Iglesia, servidora de los pobres", Blázquez reivindicó el papel de la Iglesia como "positivo para la construcción social". En este sentido, quiso dejar claro que ante un escenario preocupante, la posición de la Iglesia "no es la de un contrincante político".
"Su papel no es de orden partidista, sino de un orden pastoral, de iluminar conforme al Evangelio la conciencia de sus fieles para que su actuación sea coherente con su fe", aseguró el cardenal, a la par que recordó la necesidad de que los cristianos "vivan con coherencia responsable y alegre la fe en la calle, en la vida social y política, en el ejercicio del voto o de la representación y actividad política".
Con todo este preámbulo el cardenal pretendía llamar la atención de católicos y no católicos sobre "la crisis ética y antropológica" que ha dado lugar a la actual situación social y económica y cuya mejor prueba son "los casos de corrupción". Para el cardenal "la autonomía absoluta de los mercados y de la actividad financiera" instaura "una tiranía invisible" en la que "el rendimiento económico es el que da fundamento a nuestra existencia y dictamina la bondad o maldad de nuestras acciones".
Frente a esta realidad, el cardenal urgió a una "verdadera regeneración moral a escala personal y social" y con ella "la recuperación de un mayor aprecio por el bien común", ya que según recordó, "sin conducta moral, la sociedad se degrada".
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