Obama autoriza buscar petróleo en el Atlántico y lo prohíbe en Alaska
El Gobierno pretende un equilibrio entre las demandas de la industria petrolera y el interés nacional de alcanzar la independencia energética
Estados Unidos abrirá por primera vez a la exploración de petróleo y gas una gran parte de su vertiente atlántica, con el fin de mantener el incremento de producción de crudo que protagoniza el país. En la actualidad se perfora solo en una gran área del Golfo de México y en un mar de Alaska. La Administración Obama ha decidido mantener cerrado al petróleo la vertiente pacífica, como hasta ahora, al tiempo que prohíbe la actividad en una amplia línea del litoral de Alaska, por cuestiones medioambientales.
El plan elaborado por el Gobierno estadounidense, aún sujeto a algunas variaciones, pretende un equilibrio entre las demandas de la industria petrolera y el interés nacional de alcanzar la independencia energética, y al mismo tiempo preservar aquellos ecosistemas marinos que podrían quedar gravemente alterados por la instalación de plataformas petroleras.
«Es una propuesta equilibrada que permitirá que estén disponibles el 80 por ciento de las fuentes energéticas sin descubrir y técnicamente viables, mientras que se protegen áreas que son demasiado especiales», indicó Sally Jewell, secretaria de Interior.
Las nuevas áreas que podrían salir a licitación, para el período 2017-2022, están localizadas en un territorio marino que, a una distancia de al menos 80 kilómetros de la costa, discurre frente a los estados de Virginia, Carolina del Norte y del Sur y Georgia. También está previsto ampliar la zona de explotación del Golfo de México, con la excepción del tercio oriental, próximo a Florida.
En cuanto Alaska, el plan contempla licitar la exploración en parte del espacio territorial de los mares de Chukchi, donde ya se han dado algunos permisos, y de Beaufort, ambos en el océano Ártico. Sin embargo, se prohibirá toda actividad en un largo tramo de costa que baña el primero de esos mares, al este de la población de Barrow. El plan también incluye la apertura a la exploración de un pequeño campo, en la ensenada de Cook, frente al litoral central del sur de Alaska.
Las propuestas están siendo ultimadas por la Oficina de Gestión de Energía Oceánica, del Departamento de Interior, que podría introducir alguna modificación debido a presiones de grupos medioambientales o de los estados frente a los que se aprobarán nuevas prospecciones.
Cancelación del proyecto
En 2010, Obama intentó aprobar la actividad en un área «offshore» frente a Virginia, pero la oposición encontrada le hizo cancelar el proyecto a raíz del desastre ocurrido en la plataforma Deepwater Horizon de BP en el Golfo de México.
Aunque ahora grupos ecologistas de Virginia han vuelto a salir en contra de esa iniciativa -«las playas de Virginia deberían ser para sus amantes, no para derramadores», afirman-, los dos senadores del estado, ambos demócratas, han salido en defensa de la llegada de plataformas.
«El plan constituye un paso significativo para un desarrollo seguro y responsable de los recursos que están a distancia de las costas atlánticas», indicaron los senadores. Recordaron que la prevista actividad petrolera o gasística más allá de una línea de 80 kilómetros.
Para el sector energético estadounidense, el plan se queda corto. «Sería prematuro e irresponsable dejar fuera del programa cualquier área de potenciales hallazgos significativos de petróleo y gas natural», afirmó Erick Milito, miembro de la dirección del Instituto Americano del Petróleo.
En los últimos años EE.UU. se ha convertido en el primer productor mundial de gas natural y está previsto que en breve pase a ser también el número en producción de petróleo. El gran desarrollo de la técnica del «fracking» ha contribuido a esa bonanza energética del país. Ese aumento de la producción estadounidense ha contribuido al descenso del precio del petróleo en el mundo.
Noticias relacionadas