Calma en tierra, lucha en el mar
A lo largo de los últimos meses de 1939, mientras en tierra se vivía con expectación la denominada “Falsa Guerra”, en el mar tuvieron lugar varias de las más conocidas acciones navales de la contienda: El hundimiento de “HMS Courageus”, el ataque de Prien a Scpa Flow y la autodestrucción del “Graf Spee” tras la batalla del Rio de la Plata
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En los meses finales de 1939 la guerra entre la Alemania de Hitler y las potencias occidentales se ralentiza, haciendo creer a algunos que aún es posible recomponer la paz. En los mares, sin embargo, los combates comienzan a tomar una dimensión mayor que en la anterior contienda. El arma submarina alemana, aunque con muy escasos recursos todavía, y los grandes buques de superficie de la Kriegsmarine llevando a cabo la guerra de corso contra los mercantes que abastecen al Reino Unido, obligan a movilizar los recursos navales del británicos y franceses.
En estos meses, que en tierra los frentes se mantienen inalterados y los combates serán excepción en la aburrida espera de los ejércitos contendientes, tendrán lugar tres de las acciones navales más recordadas de toda la contienda: El hundimiento del portaviones británico “HMS Courageus”, la entrada del U-47 de Prien en la rada de la base naval de Scapa Flow y el combate que aun hoy se denomina “Batalla de Mar de Plata”, que en realidad no ocurrió en ese estuario, sino mar adentro.
En el primero de los casos, el Almirantazgo, temeroso de las acciones de guerra submarina, organiza grupos de caza para localizar y hundir a los sumergibles. En tales grupos se incluye siempre un portaaviones. Pero no resultó ser una buena táctica. En menos de una semana el portaaviones “HMS Ark Royal” resulta seriamente dañado (14 de septiembre) al ser alcanzado en un ataque por torpedos y el “HMS Courageus “es hundido (día 17). Tras estas bajas, los portaaviones debieron ser inmediatamente retirados de la lucha antisubmarina.
Pero los sumergibles del Reich son cada vez más osados. Apenas un mes más tarde, el 14 de octubre, el U-47 al mando del mítico comandante Prien logra burlar las defensas de la principal base naval británica, Scapa Flow, en las Orcadas, torpedeando y hundiendo al acorazado “HMS Royal Oak”, consiguiendo abandonar indemne la rada enemiga
Tampoco pasaría un mes, cuando el acorazado germano de bolsillo “Admiral Graff Spee” que ha estado interceptando las rutas navales aliadas en el Atlántico Sur y en el Indico, desde finales de septiembre, es localizado por una de las numerosas patrullas que llevan semanas en su busca. En la consiguiente batalla, que tiene lugar cerca de las aguas argentinas, el crucero británico “HMS Exeter” resulta gravemente dañado y ha de retirarse hacia las Malvinas, mientras el resto de los perseguidores (“HMS Ayax” y el neozelandés “HMS Achilles”, en apoyo de los cuales acude a toda máquina el “HMS Cumberland”) continúan la persecución del navío que comanda el capitán Hans Langsdorf, que ha de dirigirse a Montevideo. Allí intenta reparar los daños recibidos durante el combate. Pero obligado a dejar el puerto, sin poder poner a punto su buque… y creyendo que toda una escuadra aliada le espera a la salida del estuario del Plata, destruye el acorazado que se hunde mientras su tripulación es puesta a salvo y enviada a Buenos Aires. Allí se dirige también el capitán Langsdorf, quien se suicidaría el día siguiente.
De momento, finalizando 1939, la Kriegsmarine se impone a la Navy por dos a uno. Y ese uno, además, se diría en términos futbolísticos, que fue un “gol en propia puerta” ante el acoso del equipo rival… Pero el “partido” continuará por casi seis años más y al final, los británicos ganarán por goleada.
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