La verdadera razón por la que los semáforos usan luces rojas y verdes

Nos lo enseñan cuando somos pequeños y nos queda grabado para siempre. Un semáforo en rojo nos indica que debemos detenernos, mientras que si lo que brilla es una luz verde podemos continuar circulando. No importa si uno conduce un vehículo o si se desplaza a pie: el significado de los colores es el mismo para todos. ¿Por qué se escogieron precisamente el rojo y el verde? ¿Por qué no otros cualquiera? Leyendo el blog Urbo encontramos un interesante post con las respuestas sobre el idioma de los semáforos.

Hace cerca de 150 años que se instaló el primer semáforo destinado a regular el tráfico de vehículos. Se colocó en Londres en el año 1868 y no funcionaba con energía eléctrica, sino con gas. Era un aparato realmente sencillo y la intención inicial era usarlo sobre todo por las noches. A la luz del día se confiaba en la destreza de los agentes. Desafortunadamente, el dispositivo explotó apenas un mes después de su instalación, hiriendo de gravedad al operario que lo estaba manipulando en ese momento.

Los colores para ese primer semáforo se habían 'copiado' de los que ya se utilizaban en los ferrocarriles. En ese contexto, una luz o una bandera blanca significaba «despejado», la verde quería decir «proceder con precaución» y la roja alertaba de «peligro». El problema es que cuando se empleaban luces se producían accidentes y sobresaltos cada cierto tiempo. Los maquinistas no siempre lograban ver el blanco; y además, si el cristal de la lámpara se rompía todas las señales podían parecer de ese color.

Buscando mejoras se simplificó a rojo ("peligro") y verde ("adelante"), introduciendo también el amarillo para «precaución». La renovación funcionó y se redujo de manera considerable el número de siniestros; por eso resultó lógico trasladarla de las vías a las carreteras. Se cree que los ingenieros de ferrocarriles, a su vez, se habían inspirado en las fábricas de la época. En muchas de ellas era común ver luces rojas utilizadas como señal para advertir sobre peligros inminentes.

La verdad es que la elección del rojo y el verde tiene sentido si se analiza la cuestión desde el punto de vista del simbolismo de los colores. El cerebro humano asocia desde hace siglos el rojo a sentimientos intensos, como los que se experimentan en una situación de riesgo. El verde, por lo contrario, suele transmitirnos calma y seguridad. Además son tonos perfectamente distinguibles incluso a larga distancia, algo muy relevante en la carretera , donde la rapidez en la toma de decisiones puede ser crucial.