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Bale salva a un Madrid desastroso
Expulsado Cristiano por su patada de la impotencia, el galés provocó el penalti que él mismo tradujo en el 1-2 en el minuto 88
Todo le salía mal al Real Madrid y Bale solucionó el desastre al lanzar una falta, al filo del minuto 90, que dio en el brazo de Cartabia y permitió al galés ejecutar el penalti y marcar el 1-2 al filo de lo imposible. Todo lo hizo muy mal el Real Madrid y el británico, criticado, vapuleado tantas veces, solventó la papeleta y salvó los tres puntos en el minuto 88. No se lo mereció el Córdoba.
La expulsión de Cristiano a falta de cinco minutos para el final del partido era el espejo de la impotencia que el Madrid demostrñó durante ochenta y cinco minutos. La agresión del portugués a Edimar, en una patada sin ton ni son, fue el ejemplo del nefasto encuentro del conjunto de Ancelotti.
El portugués será sancionado por dos encuentros. Se perderá los duelos ante la Real Sociedad y el Sevilla. Podrá jugar el derbi del 7 de febrero. Pero el Madrid sacó los puntos en Córdoba gracias a la clase de Gareth Bale. Su golpe franco, es un especialista, provocó la mano tonta de Cartabia, que vio la segunda tarjeta y la roja, y regaló una victoria que el Madrid nunca mereció obtener.
Todo lo hizo mal el Madrid. Desde el primer minuto. Un penalti por manos de Sergio Ramos, inmerso en plena renovación, nada más comenzar el partido, complicó el enfrentamiento del líder en el Nuevo Arcángel al líder de la Liga. El balón se estrelló en su antebrazo. En otros tiempos habría sido involuntaria. Pero la nueva normativa arbitral castiga cualquier mano dentro del área y Hernández Hernández sancionó al conjunto visitante con la pena máxima.
Ghilas transformó el penal con un tiro colocado. Casillas adivinó el sentido del balón, sin poder tocarlo. El Córdoba ganaba desde los primeros sesenta segundos. El Real Madrid, que jugó con Khedira y reservó a Illarra para el segundo tiempo, debía comenzar una dura remontada. Florentino Pérez atendía a todos los aficionados cordobeses, pero sus futbolistas no rendían con similar actitud.
El conjunto de Ancelotti volvió a salir dormido, consciente de su superioridad técnica, y pagó ese aburguesamiento inicial ante un rival que presionó desde el estreno del partido. Mordían los delanteros verdiblancos a los defensas madridistas para impedirles sacar el fútbol tocado desde atrás. Djukic planteó bien el duelo entre David y Goliat.
Sufrió la escuadra madrileña ante las ganas de destacar de los locales. Ramos y Varane soportaban los empellones de Florin y de Ghilas. El once de Carlo no estaba a gusto.
Atacó el campeón de Europa con más necesidad que cabeza. Poco a poco, el Madrid empezó a hilar su juego. Encerró al cuadro cordobés. Pero el contragolpe de Bebé y Florin era peligroso.
Por fin, el acoso del líder se tradujo en el marcador con el gol de Benzema al filo dee la media hora. Un puntito de suerte tuvo el francés. La fortuna del campeón. El francés remató a placer un balón surgido de un saque de esquina botado por James. El empate tranquilizó al equipo de la capital. Se serenó por unos minutos. Y luego volvió a caer en su carencia de ideas.
A la contra, Florin y Bebé crearon más miedo que el Madrid al ataque. El dominio visitante no estaba acompañado de claridad. Cartabia y Bebé tuvieron dos ocasiones. Y Casillas despejó con la punta de los dedos la tercera, en una vaselina de Florin cuyo balón terminó estrellándose en el larguero.
Illarra ya se encontraba en el campo. Había sustituido a Khedira a la hora del mal partido. Coentrao entró por Marcelo para frenar el ataque a ráfagas de los verdiblancos, porque el brasileño era un coladero al lado de Bebé.
Jesé miraba a su entrenador con incredulidad. El Córdoba generaba tanto peligro en su guerra de guerrillas que el italiano se vio obligado a sacar a Illarra para retener la pelota y a Coentrao para detener la calidad de Bebé.
Los últimos veinte minutos fueron un acoso constante de los madridistas, con más urgencias que precisión. Illarra le dio poso al equipo. Al menos ya no perdía tantos balones. Salió Jesé a buscar el gol decisivo. Cristiano se autoexpulsó. Y ahí apareció Bale para disparar una falta, provocar una pena máxima y sentenciar con un penalti. Ganó el líder sí. Pero deberá meditar lo que le sucede. El abrazo de Ramos a sus compañeros una vez conseguido el triunfo era un mensaje del estado del equipo. Lo único bueno fueron los puntos. El juego, nefasto.
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