Real Madrid

«Con ocho años, Isco ya era el que más corría»

ABC viaja a los orígenes del jugador de moda del fútbol español, que el sábado regresa a su tierra para jugar el Málaga-Real Madrid

«Con ocho años, Isco ya era el que más corría» ABC

rubén cañizares

Desde el alba al crepúsculo, durante más de trescientos días al año, el sol invade sus playas de arena negra, sus tostadas plazas y sus sinuosas calles. Así es Benalmádena, un paraíso en la Costa Sol donde hace veintidós años nacía el futbolista español del momento: Francisco Román Alarcón Suárez.

Isco creció en Arroyo de la Miel, la barriada más popular de este municipio malacitano. Lo hizo en el seno de una familia muy humilde: su madre, Jenny Suárez, era ama de casa; y su padre, Paco Alarcón, trabajaba en labores de mantenimiento en Puerto Marina, el coqueto puerto deportivo de Benalmádena, uno de los más emblemáticos de nuestro litoral.

Desde sus primeros pasos, su mejor amigo siempre fue el balón. Pasaba más tiempo en la calle y plazoleta de las Flores que en su propia casa. Allí, no paraba de darle patadas a esa pelota con la que hoy hace diabluras cada tres días. Sus progenitores lo vieron enseguida y ya con cinco añitos lo apuntaron la Escuela de fútbol del Patronato Deportivo Municipal: «Llegó con un año de anticipación. Aquí comenzamos a aceptar niños con seis años, pero la genialidad y el desparpajo que ya tenía le hacía un chico especial. A esa edad tenía cualidades muy por encima de la media. Se notaba que era un futbolista de la calle. Su astucia y su destreza nos decía que teníamos entre manos a un futbolista diferente, de esos por lo que se paga una entrada», detalla a ABC Juan Bañasco, el primer entrenador de la carrera de Isco.

«No se le subió a la cabeza»

La «pillería» del malacitano nunca estuvo reñida con su innata humildad, fruto de la correcta educación de sus padres: «Para ser un buen futbolista hay que ser una buena persona, como lo es Isco. Nunca se le subió a la cabeza su calidad. Lo tomaba con naturalidad. Es uno de los secretos de su éxito», nos cuenta José Antonio Vera, otro de sus descubridores. En su primer año en la escuela de la PDM, Isco lideró al equipo de prebenjamín a ganar la primera Liga interprovincial, al vencer en la final al Málaga (1-7): «Teníamos un equipazo, pero la realidad es que barrimos en aquel campeonato gracias a él», sentencia Juan. Dos años después, Isco daría el salto al Atlético Benamiel, equipo clave en su porvenir en el mundo del fútbol.

Ficha de Isco cuando era benjamín

Con la camiseta del Benamiel ya comenzó a labrar su actual éxito como interior en el Real Madrid: «El sacrificio defensivo que vemos hoy en Isco lo tuvo siempre. No solo era el mejor técnicamente, sino que era el que más corría. Jugaba de mediocentro y siempre sumaba en lo defensivo. Si a eso le unes su talento y su alegría a la hora de jugar, hablamos de un fuera de serie. A Isco le dabas una piña y te devolvía una flor», relata José Enrique García, su entrenador en su segundo año de benjamín y en los dos de alevín. «Daba 70 asistencias por temporada. Los partidos los ganábamos por goleada así que decidimos no abusar del contrario y cuando ya le metíamos siete u ocho tantos, parábamos. Con Isco éramos invencibles», concluye.

Estudiante de nota

Al mismo tiempo que su fútbol iba creciendo, la personalidad de Isco y sus inquietudes no se desviaban del camino recto, siempre la mejor elección cuando uno tiene dudas: «Académicamente era un chico de sobresalientes y notables. Tenía los pies en la tierra y sabía que tenía que formarse. Esa cabeza tan bien amueblada y su picardía mezclada con esas dotes de liderazgo es lo que le han hecho ser una estrella», nos comenta Domingo Gonzalo, su tutor en Quinto y Sexto de Primaria en el Colegio La Leala, centro donde estudió el centrocampista internacional del Real Madrid.

De allí, con 12 años se marchó al Instituto Poetas Andaluces para estudiar Secundaria, pero apenas estuvo unos meses. Le había llegado la hora de dar el salto y decidió aceptar una oferta para jugar en la cantera del Valencia. Ahí cerraría su primera etapa como futbolista, la de Benalmadena, donde Francisco Román Alarcón Suárez, Isco, se convirtió en la miel del Arroyo.

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