La Máquina: tradición y raíces

Ha crecido siendo fiel a sus orígenes y sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos. Hoy es uno de los grandes grupos españoles de restauración

Roberto Tejedor, uno de los hijos del fundador, encargado de toda la estrategia culinaria del grupo, y Javier Rueda, director general del grupo, en los salones de LUX ERNESTO AGUDO
Matilde Fenoy

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La familia crece, y el Grupo La Máquina , también. Los Tejedor, que empezaron con un pequeña casa de comidas en Medina del Campo, con Narcisa a los fogones y Nemesio como proveedor habitual -por su afición a la caza-, llevan vinculados a la restauración desde los años 30. Hoy suman 13 espacios gastronómicos en la capital madrileña, y acaban de abrir otro revolucionario, Lux Madrid. En la segunda planta de este último proyecto , a las puertas de lo que será su local más exclusivo, nos reciben Javier Rueda , director general del grupo, y Roberto Tejedor, uno de los hijos del fundador, que se encarga de la estrategia culinaria. Ambos hacen balance de estos años intensos, de mucho trabajo y entrega, pero también de infinitas alegrías.

«La Máquina es nuestro buque insignia. Hacemos cocina tradicional española de calidad y lujo, pero nos hemos ido adaptando a los tiempos, con diferentes modelos y conceptos. Con la llegada de LUX Madrid rompemos moldes, es el proyecto más innovador y ambicioso del grupo. Una clara apuesta con identidad propia que traslada la máxima calidad, frescura y sabor», cuenta Rueda. «Estamos cuidando todo al detalle antes de abrir. Va a ser algo grande. Hay platos únicos, como el sándwich de pastrami, que es una delicia. Habrá un carabinero XXL, bombones de foie , bocado de tocino con caviar... Un viaje por el mundo a través del paladar y con una presentación rompedora», adelanta Tejedor. «Al final, este último proyecto, al igual que todos los anteriores, tiene una clave: Ilusión y cariño», continúa. «Somos una empresa en expansión que no deja de pensar en dar siguientes pasos, desde el año 2000 ha sido una revolución en cuanto a crecimiento y hay mucho por venir, pero paso a paso», añade Rueda.

Herencia familiar

Cuando los padres de Tejedor pusieron en marcha su primer negocio no podían imaginar que se convertiría en una herencia familiar que engancharía a generación tras generación. La filosofía que han mantenido desde la apertura del primer restaurante La Máquina en 1982 es clara: materia prima española de alta calidad para ofrecer una cocina tradicional bien elaborada y un servicio profesional del más alto nivel. «En cualquiera de nuestros restaurantes sabes que te van a tratar bien, te van a servir bien y vas a comer mejor que bien. Queremos que la gente reciba el cariño con el que aquí hacemos las cosas», señala Roberto.

Tradición y creatividad

Salones de LUX ERNESTO AGUDO

El alto nivel de ocupación de sus locales es reflejo de la aceptación de su cocina sencilla y tradicional, donde se degustan las mejores materias primas del mercado , adaptando el producto a los gustos y tendencias actuales, mezclando de forma exquisita, tradición y creatividad. Los restaurantes del grupo, ofrecen una amplia variedad de especialidades que miran al mar, como mariscos gallegos, gamba roja de Denia, nécora asturiana, y los mejores pescados que nos ofrece la costa española. El contrapunto lo ponen sus fantásticos asadores, santuarios dela buena carne hecha en parrilla de carbón. Sin embargo, son sus guisos caseros los que ganan más adeptos: cocido madrileño, arroces, callos y cómo no, la fabada asturiana. Además, en sus conocidas barras, en las que que no hace falta reserva, ofrecen tentempiés variados y los mejores caldos para disfrutar entre amigos y en familia.

«Pocos trabajos dan la satisfacción personal que da este», cree Roberto. «Hay muchos clientes fieles que vienen a nuestros restaurantes desde hace años. Han conseguido hacer amigos aquí, y eso es una pasada. La hostelería es muy sacrificada y detrás hay mucho trabajo y esfuerzo, pero compensa», asegura con entusiasmo.

«Al final, lo que hay que tener es las ideas claras y ofrecer calidad que es la clave, porque cada vez el comensal está más formado en este mundo y sabe elegir bien. Ver salir a la gente contenta, ver cómo viven y disfrutan la experiencia es el mayor regalo, porque compartir mesa y tiempo con alguien no es cualquier cosa. Aquí siempre tenemos una frase muy presente ‘en buena mesa fraguan negocios amistad y amor’, y nada hay mejor que eso, ni es más importante», concluye.

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