![](/cadiz/pg060625/prensa/fotos/200606/25/039D7CA-DEP-P3_1.jpg)
España seguirá siendo la misma
El 'once' titular será el que ganó a Ucrania y Túnez, con la duda de que Joaquín o quizás Raúl puedan entrar en lugar de Luis García
Actualizado: Guardar«Os veo algo asustadillos», bromeó Luis Aragonés, consciente de que la Francia de Zidane y Henry sigue imponiendo un gran respeto, por mucho que su imagen actual sea la de una selección declinante, una especie de aristócrata venida a menos que se va consumiendo lentamente entre las cenizas de su esplendor. Y lo cierto es que conviene respetar a la campeona del mundo de 1998, entre otras razones por dos que se antojan fundamentales. La primera es de cajón: Francia dispone de grandes jugadores. Bastantes de ellos en la cuesta abajo de sus carreras deportivas, es cierto, pero grandes jugadores todavía. Y la segunda es que Raymond Domenech, tan pendiente de los signos que muestren los astros, parece haber dado por fin con la conjunción exacta alineando a dos delanteros, como le reclamaba Zidane, y un rombo en el centro del campo, con Makelele en la parte inferior y Vieira arriba. España afrontará ese partido con el mismo armazón que en los dos primeros. Y es que el encuentro ante Arabia Saudí apenas sirvió para confirmar que la apuesta por el once titular que había realizado Luis Aragonés era la acertada. Esa cera es la que mejor arde. De hecho, ninguno de los suplentes dio el viernes un golpe en la mesa y dijo aquí estoy yo. Ahora bien, perfeccionista como es, el seleccionador, según confesó ayer, medita la conveniencia de hacer un pequeño retoque en el equipo . Todo indica que sus desvelos se refieren a la posibilidad de sentar a Luis García y dar entrada a Joaquín o a Raúl.
Tras la magnífica segunda parte que realizó ante Túnez, se especuló con la posibilidad de que Cesc pudiera ocupar el sitio de Senna. Sin embargo, con Francia enfrente, no es probable que Luis Aragonés prescinda del centrocampista que mejor le garantiza la recuperación. Aunque cualquiera sabe. Quizás el de Hortaleza recuerde el meneo que Cesc le dio en la Champions a su antiguo compañero Vieira y se sugestione.
Lo más lógico es que esa posible puntada en su once titular la dé el seleccionador alineando a Joaquín en lugar de Luis García. Y no tanto porque el jugador del Liverpool sea una moneda al aire y decepcionara ante Túnez sino porque una de las debilidades más evidentes de Francia es la defensa de su costado izquierdo. Zidane juega en ese vértice del rombo y el marsellés no está para grandes despliegues físicos. Si se esmera, un extremo derecho veloz y enchufado puede hacer mucho daño. Ese podría ser Joaquín. Raúl lo tiene más difícil, salvo que Aragonés crea necesario tirar de su experiencia.