DIRECTO. Flick Flock en una representación anterior. / LA VOZ
Cultura

Flick-Flock trae al Teatro Falla la fábula onírica de 'La ciudad de los niños'

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Los sueños son un regalo a menudo ignorado. Una capacidad innata que nos mantiene vivos. El malvado Krank sabe muy bien qué significa sobrevivir sin ellos. Envejecido por la incapacidad de soñar, secuestra a niños para robarles sus anhelos. La Compañía de Danza Flick Flock ha reinterpretado para el lenguaje de los cuerpos la fábula onírica con la que Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro revolucionaran el lenguaje cinematográfico a mediados de los noventa.

Los niños perdidos es un montaje musical a partir del filme La ciudad de los niños perdidos, una metáfora sobre el amor, la familia, la fantasía y la diversidad que se estrena hoy en el Gran Teatro Falla. «Elegimos esta trama porque siempre habíamos admirado la película, que consideramos una obra de culto, un clásico del siglo XX», comenta Susana Alcón, directora artística de la obra y artífice de la compañía Flick Flock y de la escuela del mismo nombre. Un proyecto que, con la reivindicación de la psicodanza como bandera, ha demostrado en los últimos años la existencia de una forma más completa de entender la danza y la vida, como un lugar poblado de personas diferentes pero complementarias, llenas de belleza en su amplitud de movimiento.

La psicodanza, entendida como una disciplina en la que se ponen en valor las peculiaridades y diferencias de bailarines con o sin discapacidad en contraste con un mundo que prima la uniformidad, es, en palabras de Susana, «el lenguaje perfecto para contar esta historia». «La trama está formada por personajes muy diferentes cada uno con sus peculiaridades. Es una galería de tipos entrañables con mucho contraste entre ellos y eso nos ha permitido aprovechar las posibilidades y movimientos de cada bailarín», explica la directora que considera éste uno de sus espectáculos de factura más intensa.

Con el montaje musical y la iluminación a cargo de Rafael Navarro y el vestuario de Nerea Berriatua, que ha asumido el reto de un encargo que en el filme asumió Jean Paul Gauthier, la pieza es un collage musical en el que se mezcla la banda sonora de la película con piezas de música francesa contemporánea. Preparada en un año especialmente duro para una compañía que es casi una de esas familias, Susana recuerda cómo el reciente fallecimiento de Ramón de caso, uno de los mejores bailarines del grupo, ha marcado un estreno que se ha convertido en un homenaje. Susana también llama la atención sobre el montaje que compartirá cartel el domingo en el falla, Pinocho, puesto en marcha con los alumnos de la escuela, «una obra muy cuidada de la que me siento muy satisfecha», añadió.