FUTURO Y PASADO. El módulo de mando, con sus paneles solares desplegados, y el lunar, en órbita del satélite terrestre. / NASA
Sociedad

El proyecto 'Constellation' llevará otra vez al hombre a la Luna en 2018

Diez centros de la NASA trabajan ya en las naves que sustituirán a los transbordadores dentro de cinco años

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Miles de técnicos trabajan ya en diez centros de la NASA en el desarrollo de la nueva generación de naves espaciales a bordo de las cuales el hombre volverá a la Luna a finales de la próxima década. El proyecto Constellation -co-mo se ha bautizado la ambiciosa empresa- ha sido presentado oficialmente por la agencia estadounidense y tiene un triple objetivo: sustituir dentro de un lustro a los transbordadores espaciales como enlace entre la Tierra y la Estación Espacial Internacional (ISS), poner a un hombre en nuestro satélite hacia 2018 y preparar un futuro viaje a Marte. Lo que no ha precisado la NASA es el coste del plan.

Constellation es el heredero de dos viejos programas, el Apollo -que llevó al hombre a la Luna en 1969- y el del transbordador espacial, tocado de muerte desde la explosión del Columbia el 1 de febrero de 2003. Los nuevos vehículos serán grandes cohetes en lo alto de los cuales se ubicará el habitáculo de la tripulación o el de carga, según el modelo de que se trate. Habrá básicamente dos variantes: una para carga y otra para misiones tripuladas. En caso de necesidad, la nave de carga podrá adaptarse para acoger astronautas. El cohete para vuelos tripulados -de 81 metros de alto, frente a los 56 del transbordador- será un impulsor de combustible sólido del transbordador espacial, al que se añadirán una segunda fase equipada con un motor similar a los del Saturno 5 y una cápsula como las del proyecto Apollo, pero tres veces más grande, por lo que tendrá sitio para cuatro astronautas.

El vehículo de carga contará con el refuerzo de dos impulsores de combustible sólido como los del transbordador y tendrá capacidad para poner en órbita hasta 125 toneladas, una vez y media lo que las naves actuales de la NASA.

El sistema será, según estimaciones de la agencia espacial, diez veces más seguro que el del transbordador. Al encontrarse el habitáculo de la tripulación en lo alto de la nave, no sufrirá daños causados por piezas desprendidas durante el despegue. A eso se sumará que la cápsula contará con un dispositivo que -al igual que ocurre en los cohete rusos Soyuz- la lanzará despedida si se registra el menor problema durante el lanzamiento.

La vuelta a casa será también un viaje al pasado: la cápsula de los astronautas regresará a la Tierra protegida por un grueso escudo térmico y frenará su descenso con grandes paracaídas. La cápsula caerá sobre tierra y no en el mar, como las del Proyecto Apollo, si bien estará preparada para un posible amerizaje. Cada nave podrá utilizarse hasta diez veces, una vez reemplazado el escudo térmico.

La NASA calcula que estos vehículos estarán disponibles dentro de cinco años para los vuelos tripulados y de suministro con destino a la ISS, a donde viajarían seis veces al año. Además, la agencia se ha marcado como objetivo que en 2018 el hombre vuelva a la Luna, según las directrices marcadas por George W. Bush en su discurso del 14 de enero de 2004.

El presidente de Estados Unidos ordenó hace dos años a la NASA completar la construcción de la ISS y, después, preparar el regreso del hombre a la Luna como preámbulo a la conquista de Marte y otros mundos.