PASEO. Los pasajeros de la ruta El Puerto-Cádiz se cruzaron con el catamarán que viajaba hacia Rota. / FRANCIS JIMÉNEZ
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Los usuarios dan el aprobado al catamarán aunque sólo ocupan el 15% de su pasaje

Los dos buques realizan todos su trayectos pese al fuerte viento de levante con una media de 24 viajeros, principalmente turistas, estudiantes y curiosos La única dificultad la puso la pasarela de embarque en el atraque de la capital

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Con puntualidad británica y fuerte viento de levante, ayer comenzó su andadura el servicio marítimo de transportes del Consorcio de la Bahía de Cádiz. Los pasajeros que estrenaron las líneas Cádiz-El Puerto y Cádiz-Rota expresaron su satisfacción con el nuevo medio de transporte y a alabaron, sobre todo, su rapidez y comodidad. Sin embargo, sólo se cubrió una media del 15% de las 150 plazas con las que cuenta cada barco, según explicó la Consejería de Obras Públicas, lo que equivale a unas 25 plazas por trayecto. Una cifra que entraba dentro de las previsiones de la Consejería, que se mostró satisfecha con el dato.

En la primera jornada del servicio marítimo la mayoría de los viajeros fueron curiosos, incluso familias completas, y turistas, como varios miembros de la cercana base militar de Rota. Además, algunos estudiantes lo utilizaron para llegar a las facultades de la capital, algunos incluso con sus bicicletas.

Uno de los pasajeros más madrugadores fue el concejal de Desarrollo Sostenible de El Puerto, Ignacio García de Quirós, que hizo el viaje en los dos sentidos. «Estamos muy contentos, porque tenemos un medio alternativo al coche, más rápido y que no depende de los atascos», declaró García de Quirós, que confesó que en su etapa en Delegación ya usó el barco que se instaló temporalmente hace unos años. El único inconveniente que puso el concejal fue el despliegue de la plataforma de desembarco en el pantalán de Cádiz, que tuvo algún problema de ajuste. «Pero seguro que lo arreglan enseguida», atajó.

Comodidad y rapidez

Menos algún que otro mareo a causa del oleaje del fuerte viento, los pasajeros alabaron la rapidez del barco y su comodidad. Aunque la mayoría optó por la cubierta superior para disfrutar de las vistas de la Bahía, otros se refugiaron de la brisa, en la inferior, que se encuentra climatizada e insonorizada. Aunque cuenta con un hueco reservado para un servicio de cafetería, ésta todavía no se encuentra operativa, si bien los asientos tienen mesas desplegables para leer el periódico y las sillas son cómodas.

El patrón de uno de los catamaranes, David Fernández, destacó la ausencia de incidentes y cifró en 20 nudos (37 km/h) la velocidad máxima de los dos barcos.