PAN Y CIRCO

la pela es la pela

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Podría optar por el silencio, pero, como bien dijo el amigo Ignacio Moreno hace unos días, hay quien interpreta siempre a su favor los silencios, incluidos los del tercio de aforo que dejó de acudir al último partido de la temporada. Por ello, aunque pudiera rellenar este hueco con otros temas, expondré mi humilde opinión respecto al fichaje de Oli, pues, como decía Luis Tosar, protagonista de la película La vida que te espera de Gutiérrez Aragón, «lo que no se habla, se borra». Aunque me tilden de mala fe o de ignorancia (el señor Presidente siempre tan receptivo), lo primero que se me vino a la cabeza tras el anuncio del nuevo mister fue la imagen de la Segunda B, en la que, de vez en cuando, aparecía por Carranza un equipo con graves penurias económicas que, entre encierro y encierro en los vestuarios, escogía a unos de sus jugadores para que hiciera de entrenador y así abaratar costes. Ya se que desde el club juran y perjuran que el aspecto económico no ha influido en la cuestionada decisión, pero, hasta los foreros más incondicionales, dudan por una vez de la versión oficial. Y es que no parece lógico que el perfil del entrenador que ha de llevarnos en 12 meses de nuevo a la Primera División sea el de una persona que nunca ha ocupado un banquillo y que no ha dirigido ni al equipo de infantiles de fútbol sala de su barrio. Y si lo que manda es el carisma, la garra o la ambición, ¿porqué no Berizzo, Suárez, Baena, Mejías, Manolito, Linares y, por supuesto, Mágico González o incluso Dertycia? Una vez más, jugamos a tentar la suerte, al populismo ilustrado, al aplauso fácil y a cubrirnos las espaldas, pues es obvio que será más difícil pitarle a Oli que a Pepe Murcia o cualquiera de los otros nombres que sonaron en las semanas previas. Es la filosofía Muñoz: Bueno, bonito y barato. Ojalá le siga acompañando la suerte, porque ello significaría haber logrado el objetivo que se marcó hace unos días, y nada desearía más que, como escribió José Landi, tragarme mis palabras de los párrafos anteriores. En cualquier caso, lo hecho, hecho está y, a partir de ahora, todos a muerte con Oli, deseándole los mayores éxitos en su nueva faceta, donde, con toda seguridad, mostrará la misma valentía que cuando lucía el 9 a sus espaldas.