Rocío Carrasco y su novio Fidel Albiac salen de la residencia de la cantante, tras visitarla. / EFE
Cultura

Cien horas de tensa espera

La prensa mantiene su guardia en la casa de Rocío Jurado, que sigue estable dentro de la extrema gravedad

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Innumerables medios de comunicación continúan, por quinto día consecutivo, apostados 24 horas en la puerta del domicilio madrileño de Rocío Jurado, cuyo estado de salud continúa sin cambios, según las últimas declaraciones de su hermano Amador Mohedano en la puerta de su casa de La Moraleja.

«Sigue igual, no hay ninguna no-vedad», declaró Mohedano, quien visiblemente afectado y cansado explicó que «Rocío ha luchado mu-chísimo y tiene las constantes vitales normales, con la respiración y el corazón bien». Además, comentó que «es una coincidencia divina» que el viernes próximo se cumplan años de la muerte de la madre de ambos a causa de la misma en-fermedad.

A lo largo del día de ayer, familiares y amigos, como Dolores Abril, viuda de Juanito Valderrama, pasaron por la residencia de la artista, que se encuentra acompañada por su hija Rocío Carrasco y su marido José Ortega Cano.

El médico personal de la cantante, Alejandro Domingo, declaró a primera hora de la mañana, tras visitar a la chipionera, que «después de la mejoría» que se produjo el lunes «Rocío se encuentra estable, sin novedad» e incluso «a veces abre los ojos».

Medios internacionales, nacionales y regionales mantienen su interés por cualquier dato que desvele el estado de salud de la cantante, aunque comienzan a habituarse a que las informaciones tanto del médico Alejandro Domingo, como de los familiares directos, sean cada vez más esporádicas y menos novedosas.

El frenético ritmo de información de días anteriores se ha convertido en las últimas horas en una espera cada vez más tediosa, que se limita a un ir y venir de familiares y amigos que entran y salen del domicilio de José Ortega Cano y Rocío Jurado tienen en la urbanización de La Moraleja.

La paciencia y colaboración de los familiares, el estado de salud de la cantante, estable dentro de la gravedad, y su fortaleza, siguen siendo reseñas habituales en las crónicas periodísticas.

El número de informadores crece o disminuye dependiendo de los rumores del día, y siempre ronda el medio centenar entre gráficos, redactores y reporteros.

Si el viernes las informaciones contradictorias sobre un empeoramiento del estado de salud de la cantante dispararon los rumores y pillaron a los periodistas despistados, a lo largo de la semana éstos han ido llegando a La Moraleja cada vez más equipados, incluso algunos han sacado tarteras, neveras portátiles, sillas con cojines, sombrillas y todo tipo de parafernalia para la acampada de una primavera muy calurosa en Madrid.

Día y noche, la presencia constante de los medios de comunicación ha provocado quejas del vecindario, incluso de la propia familia de la tonadillera. En la madrugada del martes, la Policía, que ha ido aumentando en número según pa-saban los días, pidió que se retirasen los coches y que las cámaras de televisión no bloqueasen la en-trada a la finca familiar.

Si en un principio la manera de abordar los coches de la familia y amigos de la artista era algo desproporcionada, el paso de los días ha hecho que ahora se produzca de una forma más ordenada.