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Los tesoros de Acacias
El Museo de Cádiz ya guarda los ajuares funerarios encontrados en la necrópolis de este solar de Bahía Blanca, cuya excavación se retomará el próximo julio
Actualizado: GuardarUngüentarios, lucernas, vasos de paredes finas, jarras, amuletos y todo tipo de objetos personales componen el grueso de los ajuares funerarios que fueron extraídos hace casi un año de la necrópolis romana localizada en el solar número 25 de la calle Acacias y que ya se encuentran depositados en el Museo Provincial de Cádiz. Material que hasta ahora no se había dado a conocer y que, pese a ser frecuente en este tipo de excavaciones, incluye alguna pieza insólita en Cádiz.
Unas 30 inhumaciones (fosas simples o tégulas), 18 incineraciones (fosas simples o urnas) -la mayoría de época Julio Claudia y Flavia (entre el siglo I y II d. C.), aunque hay alguno del I a. C.- fueron sacadas a la luz por la empresa Arqueogades en 2005, en el transcurso de una excavación que estuvo dirigida por los arqueólogos Paloma Bueno e Isaac Legupín.
La pieza más llamativa de entre las que se encontraron en los ajuares, y que ya se encuentra expuesta en una de las vitrinas del Museo, es un figura de terracota en bulto redondo que representa a un gladiador tracio con todos sus atributos: casco, escudo y daga. Se trata, según los expertos, del juguete de un niño y vendría a confirmar la existencia en Cádiz de un gran anfiteatro donde tendrían lugar luchas de gladiadores.
La aparición de esta pieza viene justificada por el hecho de que en esta necrópolis aparecieron numerosos enterramientos infantiles. La costumbre de dar tierra a los fallecidos junto a sus objetos personales permite a los arqueólogos conocer numerosos detalles de lo que era la vida cotidiana. Por ejemplo, además del juguete, entre el ajuar de una mujer se encontró un pequeño espejo circular y unas pinzas de depilar que no se diferencian en nada a las que se usan hoy en día. Asimismo, aparecieron varias agujas de pelo.
También perteneciente al ajuar de un niño es un collar de cuentas que incluye un pequeño amuleto de forma fálica, al parecer muy habitual en la época.
Pieza inédita
Pero lo más significativo, según los arqueólogos y los conservadores del Museo, es una jarra de vidrio, nunca antes vista en Cádiz, que sólo tendría comparación con otra hallada en Córdoba. Jarra que apareció fragmentada y que ha recompuesto meticulosamente el restaurador Luis Carlos Zambrano.
Como la mayoría de los restos de necrópolis aparecidos hasta la fecha en Cádiz, se trata de un lugar donde se enterraban personas de condición más o menos humilde, de ahí que no aparecieran importantes joyas o piezas de algún valor, a excepción de un arete de plata y de cinco monedas (cuatro de Claudio y una de Gades).
Asimismo, se produjeron ha-llazgos correspondientes a otros momentos históricos, como es el caso de un pozo de época contemporánea y hasta un nivel calcolítico con industria lítica.
Será en julio cuando Arqueogades proceda a la excavación de los dos laterales del solar que no fueron excavados en su día por peligro de desprendimiento de tierras: el que da a la acera de la calle Acacias y el que linda con un chalet en la Avenida de la Marina. Allí, los arqueólogos esperan encontrar una quincena de enterramientos más con sus correspondientes ajuares, antes de que se construya la futura sede del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales.