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Las almadrabas de La Janda padecen su peor crisis por la fuerte caída de las capturas de atún

El volumen de ejemplares que cae en las redes ha descendido un 90% en el primer mes de la campaña El animal no llega al Estrecho porque grandes cerqueros los cazan inmaduros en el Mediterráneo

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Los almadraberos de Barbate, Conil y Zahara de los Atunes coinciden en reconocer que ésta es una de las peores temporadas de los últimos años. El número de capturas ha caído en picado y puede pasar hasta una semana entera sin que haya posibilidad de hacerse a la mar a realizar la levantá, incluso dándose casos regresos a tierra con las manos vacías. Si al principio de la campaña, a mediados de abril, los almadraberos esperaban que la suerte cambiase durante mayo, mes de mayor abundancia y valor de las capturas en el mercado, ahora los augurios han cambiado y los peores presagios se ciernen sobre el sector.

Mientras que el pasado año, los almadrabas de Barbate, Cabo Plata (Zahara de los Atunes) y Punta Atalaya (Conil) contabilizaban ya por estas fechas 2.000 ejemplares, hoy las tres zonas no suman ni 500, un cuarto del volumen alcanzado en 2005.

Capturas de diez metros

La razón de esta situación hay que buscarla en el Mediterráneo, donde los grandes barcos industriales procedentes de diversos países como Francia, Italia e incluso España pescan enormes bancos de atunes de menos de 10 metros de longitud. Los animales del Estrecho superan normalmente los XXXXXX metros.

El problema es que en estas dimensiones, los pescados aún no han madurado y no se permite la regeneración de la especie, ya que, la temporada de almadrabas coincide con el paso de las hembras que van a desovar a las aguas cálidas de este mar.

La forma de actuar de estos buques es localizar los atunes mediante radares o aviones, y capturarlos a edad temprana para continuar su cría y engorde en granjas de forma artificial. «Estos barcos cerqueros se llevan grandes cantidades de atún que aún no está maduro y ello repercute directamente en nuestra actividad. Lo que no entiendo es porqué la Unión Europea permite esta práctica y no hace nada» comenta Pedro Muñoz, gerente de la almadraba de Barbate. Por su parte, los profesionales a pie de muelle se toman el conflicto con más humor y se consuelan afirmando que ése atún «no sabe a nada; lo pruebas y sabe a plástico porque no es natural».

La gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadrabas, Marta Crespo, coincide en este diagnóstico: «Esta situación de crisis en el sector almadrabero se debe a la sobreexplotación de los recursos del Mediterráneo motivada por las granjas de engorde, una práctica es muy perjudicial para nosotros». Crespo comenta que este problema afecta al sector pesquero en general, pero sobre todo, a aquel que aún realiza capturas con métodos artesanales. «El verdadero problema son los cerqueros industriales que pescan en estas aguas en grandes cantidades sin ningún tipo de escrúpulo, por lo que podríamos estar hablando de una lucha del sector tradicional contra el industrial». Por todo ello, desde la OPP-51 se pide desde hace tiempo una regulación para el sector de la misma forma que se llama a las almadrabas a realizar una pesca responsable que salvaguarde el futuro de la especie a la vez que permita que esta actividad continúe siendo productiva y rentable.

Con el mismo objetivo, también se promueven distintas acciones, por ejemplo que se cambie la normativa, ya que la talla mínima permitida no coincide con la talla a la que los atunes llegan a la edad adulta, con lo que hay otro factor que no permite el relevo generacional de la especie.

japoneses en el muelle

Otro factor importante en el número de capturas es que gran parte de éstas va a parar a los barcos japoneses atracados en el muelle de Poniente del puerto pesquero barbateño. Llegan cada año a mediados de abril para conseguir atunes a un precio más barato y en mayores cantidades que en su país, y en la mayoría de las ocasiones, los atunes capturados no llegan a tierra, sino que son cazados y embarcados en alta mar. Por ejemplo, la almadraba Cabo Plata capturó ayer sesenta ejemplares, de los cuales cuarenta quedaron a bordo del Reina Cristina, de bandera nipona.

En 2005, alrededor de 112 toneladas de atunes pescados en El Estrecho llegaron a las costas orientales en las bodegas de estos buques. El kilo en puerto se vendió a 6,68 euros, una cantidad que se multiplica por 100 en los mercados japoneses.

De esta forma, los almadraberos se resignan y continúan con sus faenas esperando que las cosas mejoren el próximo mes, ya que la temporada está en su ecuador y esta actividad mantiene a casi 150 familias en toda la comarca.