feria del caballo 2006

La noche antes

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Había ganas de Feria. Se notaba en el ambiente. Si hasta las diez no se podían inaugurar oficialmente las casetas, a las diez y media el número de medias botellas y jarras de rebujito abandonadas por el Real indicaban que los feriantes más precoces no estaban dispuestos a perder el tiempo.

Los sindicatos, una vez más, se llevaron la palma. Comisiones y UGT, atestadas de personal, hacían gala de sus incentivos habituales: música pachanguera, luz de discoteca, y servicio rápido en la barra. El PSOE también abrió a tiempo y todos los pesos pesados socialistas, tanto institucionales como de partido, se argumentaban los unos a los otros la necesidad de los peliagudos cambios en la edición 2006. En Izquierda Unida sonaba desde primera hora esa sevillana tan comprometida y proletaria que anima a hacer de ésta y de todas «una feria sin diferencias sociales». Joaquín del Valle hacía, incansablemente, labores de protocolo.

En el PSA han apostado de nuevo por un sábado con música en directo. Los socioandalucistas movían el esqueleto con un repertorio roquero y variado, que iba desde Rosendo a Los Rodríguez, y el delegado de Cultura, Julián Gutiérrez, muy de sport con un juvenil jersey rojo, se animaba en la caseta de sus socios de gobierno. En algunas de las casetas más formales se trabajaba todavía a destajo en la puesta a punto: Holcim, y la mayoría de las pertenecientes a hermandades prefirieron apurar la jornada de vísperas para encajar detalles. Otros clásicos de la concurrencia, como el Bereber, los Casi 30, Picapleitos o El tablao, registraron ayer sus primeros llenos de la otra semana grande. La zona de movida, más movida que nunca en sábado de pre-feria, también se apuntó a lleno, especialmente la Vaca a Lunares y aledaños.

Lo que sí que continúa siendo una tradición irrenunciable por parte de muchos jóvenes es hacer el consabido botellón dentro del Real. Algunos, incluso, en las glorietas principales.